El 2024 y el Presidente
Por Javier Solórzano Zinser
En diferentes momentos parecía que el Presidente jugueteaba con la idea de quedarse más de seis años en el poder, sus motivos habrá tenido. El tema fue diluyéndose hasta que él mismo, convencido o no, aseguró que al acabar su sexenio se iría a “la chingada”, nombre de su rancho en Tabasco.
López Obrador sabe bien que el tiempo se le está acabando y presumimos que debe tener también en claro que ya están por llegar los balances y la evaluación. De hecho, se han venido dando a conocer análisis sobre los más de cuatro años de gobierno los cuales andan entre los claroscuros.
Es probable que a partir del segundo semestre de este año el Presidente trate de intensificar las bondades de su proyecto. Se va entrando en terrenos en que el tiempo apremia, dicho de otra manera tiene que hacer valer su proyecto de la 4T y aquello que repite a menudo sobre que su gobierno no es como los de antes, “somos diferentes”.
Va a llegar el momento en que el discurso pasará a segundo plano, porque los ciudadanos querrán ver si su vida efectivamente cambió como se prometió al inicio del sexenio.
En la gobernabilidad y en los resultados es en donde la ciudadanía decide su voto, lo cual termina siendo una forma de evaluar a los gobernantes sin dejar de ver a las y los candidatos. Por más que hoy el partido del Presidente aparezca enfilado a un triunfo en las elecciones bien se sabe que no hay garantía de nada. Si nos atenemos a que la candidata será la “corcholata” mayor no hay en este momento garantías con ella, no ha despuntado por ahora y el tiempo sigue avanzando.
Cualquiera de las “corcholatas” tendrá que echar por delante los resultados del gobierno de López Obrador. Esto será de la mayor importancia, porque por más que logren ir construyendo una imagen la herencia del tabasqueño en todos sentidos es fundamental.
Para ganar la elección del 2024 no serán suficientes sólo las mañaneras. Cualquiera de sus “corcholatas” tendrá que poner sobre la mesa los resultados del gobierno que seguramente se propondrán consolidar. Estamos entrando en los tiempos en que todo será electoral, terreno que maneja muy bien el Presidente. Para ello debe llegar fortalecido, porque quien estará en las boletas será una de sus “corcholatas” y no él, con todo lo que esto va a implicar.
Con el tiempo persiguiendo al Presidente no es casual que haya venido agudizando sus posiciones. La dinámica de la confrontación se ha venido intensificando quizá porque el mandatario va percatándose que no va a ser posible alcanzar los objetivos que se planteó.
La confrontación puede crear escenarios en que se busque demostrar que entre las causas por las cuales no se pudieron alcanzar los objetivos está la oposición, sin importar si es partidaria o no, la cual le impidió desarrollar sus proyectos.
A esto sumemos el inevitable desgaste del ejercicio del poder. El caso Coahuila muestra signos de lo que se puede venir en Morena con militantes que no estén de acuerdo con las candidaturas, lo cual no se puede descartar que podrían llegar el terreno de las “corcholatas”.
El Presidente va perdiendo capacidad de maniobra y en Morena se va abriendo el juego político de tal manera que el tabasqueño ya no podrá ser el abrumador y único fiel de la balanza. López Obrador seguramente está diseñando escenarios de futuro; sin embargo, al ir perdiendo la capacidad de maniobra, aislarse y acercándose la elección, las fuerzas políticas, lo que incluye a su partido, se empieza mover.
En los días por venir se van agudizar las cosas y no sería extraño que el Presidente empiece a señalar a aquellos que no le han permitido desarrollar su proyecto, lo cual inevitablemente será cuestionado.
RESQUICIOS
Hoy inicia el juicio contra Genaro García Luna. La expectativa tiene su razón de ser. Después de cuatro años detenido desde hoy contará su verdad. Hay temores por aquí, por allá, pero también hay quien con razón dice que todo podría terminar en un petardo.