Lo duro de enfrentar los servicios del IMSS

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Por Sandra Luz Tello Velázquez

Hace algunos días tuve la oportunidad de leer las impresiones del director general del Instituto Mexicano del Seguro Social, Zoé Robledo Aburto, en ellas acotaba sobre su comparecencia ante las Comisiones de Salud y de Seguridad Social del Senado. Las mismas pueden verificarse en un escrito publicado por Milenio el 15 de noviembre del presente año, en donde señala que nos encontramos con la mejora en los servicios del IMSS, apuntando que el rumbo de los mismos se encamina a la recuperación, el crecimiento y la superación.

El titular del IMSS informó que, respecto al nivel de surtimiento de recetas, se cuenta con el Sistema de Abasto Institucional (SAI) que permite administrar la información que se genera día a día en las Unidades para registrar las recetas presentadas y atendidas de cada derechohabiente, sin embargo, Robledo parece desconocer que dicho sistema no garantiza que los medicamentos sean entregados en tiempo y forma, en especial tratándose de las unidades de segundo y tercer nivel.

De igual forma, Robledo Aburto señaló que actualmente se cuenta con servicios de salud más sociales, aunque claramente no son más humanos, ni con un mejor trato al derechohabiente, ya que hay unidades como la Clínica Familiar 57 situada en Puebla, en la que el promedio de espera para que los pacientes sean atendidos es de veinte a treinta minutos, aún con cita programada o bien por errores de organización en agenda hay dos o tres pacientes para ser consultados en el mismo horario.

Por otra parte, los servicios de salud en el trabajo también son deficientes, ya que en muchos de los casos nos encontramos con negligencias para el llenado de los documentos, por ejemplo, los correspondientes al pago de incapacidades y por tal motivo pueden transcurrir hasta dos o tres meses sin que los derechohabientes reciban sus pagos y las respuestas que dan los funcionarios no son precisas y pretenden deslindarse de responsabilidades.

De igual manera en su comparecencia, Zoé Robledo indicó que el Instituto ha fortalecido sus estrategias de salud preventiva, aunque algunos elementos del programa consistan en exigir a los pacientes que acuden a consulta en clínicas  que pasen a Salud Preventiva a formarse por horas antes de ser tratados en enfermedades que en muchos casos requieren atención urgente.

Es probable que el titular del IMSS no se encuentre al tanto de lo que se vive en la realidad cotidiana de las unidades de primer, segundo y tercer nivel de seguridad social, pero en definitiva su visión parcial está basada en cifras y reportes de funcionarios que desconocen la verdadera situación por la que atraviesan diariamente los derechohabientes.

Finalmente, lejos de comparecencias y reportes mediáticos, la realidad que se vive en muchos centros médicos de Seguridad Social en México se encuentran plagados de retrasos, malos modos, carencia de recursos y medicamentos esenciales para tratar los problemas de salud, para mitigar el dolor. Y como canta Juan Luis Guerra, tanto pacientes como personal, tienen que atravesar el Niágara en bicicleta.