El 2024 y el tigre en la rifa
Por Javier Solórzano Zinser
Guadalajara.- Llevamos un buen tiempo en medio de referencias presidenciales en que muestra una forma de ver al país, la cual a menudo llega a ser muy diferente a la terca realidad.
La multicitada expresión “tengo otros datos” se ha venido convirtiendo en referencia y salida ante la crítica e investigaciones, acaba siendo en algunos casos un mecanismo de defensa.
Al Presidente este tipo de estrategias le sirve para desacreditar a quienes preguntan o plantean críticas al gobierno y también para mostrar la forma en que él ve las cosas más que como en muchos casos la terca realidad termina por evidenciarlas.
Estamos atrapados y entrampados, porque mientras no tengamos un diagnóstico preciso de lo que pasa las políticas públicas terminarán por no resolver las raíces de los problemas.
A esto se suma que a menudo López Obrador hace críticas a medios y portales señalándolos por no haber sido críticos en otros tiempos, como sucedió ayer con los feminicidios. El problema es que se va creando en el imaginario colectivo la idea de que efectivamente antes no se hacía nada y que todo vino a cambiar a partir de su llegada a la Presidencia.
El futuro inmediato va a obligar, gane quien gane la Presidencia, a atender el diagnóstico país, no en función de dichos o críticas, sino de una realidad concreta que va a convertirse seguramente en un problema para la gobernabilidad.
López Obrador es el personaje político de los últimos tiempos. Cada vez sus seguidores le son más leales y presumen entenderlo mejor, pero también va dando la idea de que se sigue aprovechando de ello tomándole distancia a la autocrítica. No todo lo que dice el Presidente es como lo dice, afuera existe una realidad que coloca a los ciudadanos en muchos casos bajo una dimensión distinta de lo que el Presidente plantea en un buen número de sus mañaneras.
El tono optimista de su informe del domingo tiene su razón de ser en función de mostrarle a los ciudadanos los avances de su gobierno, particularmente tratando de contrastarlo con gobiernos anteriores. El Presidente sabe lo que significa su palabra entre un gran número de ciudadanos y por ello independientemente de que tenga la razón o no sabe que lo que diga va trascender y que sus furibundos seguidores le van a creer.
En más de una ocasión a lo largo del sexenio se han hecho promesas que no se han cumplido las cuales entran en el terreno de una cotidianidad que al paso de los días se van olvidando y como no hay seguimiento de lo que se ofrece no se logra mantener una continuidad en temas de primera importancia.
La danza de los dineros con los presupuestos entra en estos terrenos. Los costos originales de las obras emblemáticas pasan a segundo plano, porque el Presidente mueve las cosas hacia lo que presume es un bien mayor, que es el beneficio que pueden tener los ciudadanos con las obras, sin que haya un seguimiento del costo de las mismas: la pregunta es de dónde sale el dinero y a dónde no llega el dinero.
Lo que ha hecho López Obrador ha sido importante y de seguro algunas de sus políticas van a trascender. No somos de la idea de que se esté gestando un cambio tan radical como el que plantea, lo que sí es inédito es cómo hemos entrado en nuevas formas de hacer la política desde el poder presidencial, independientemente de que se compartan.
Es importante y estratégico pensar cuál es el futuro para quien gane en 2024. No perdamos de vista que en más de una ocasión la terca realidad rebasa al discurso presidencial.
La o el sucesor va a enfrentar un país que no necesariamente es como nos lo están pintando.
RESQUICIOS.
Las cosas pintan para que el Tri sea el equipo mediocre de la cuestionada Concacaf. Canadá brilló y emocionó por momentos, EU ya está en la siguiente ronda, Costa Rica se levantó de un brutal 7-0 en tanto que México juega a que no le metan goles más que a meterlos; día de curso intensivo de sufrimiento.