La marcha y el Plan B
Por Javier Solórzano Zinser
Por más que en el camino se cruce el veleidoso PRI y su largo pasado que lo condena, el Presidente ya tiene indicadores para saber que no se van a conseguir los votos suficientes en el Congreso para que sea aprobada su Reforma Electoral.
Por más adjetivos que se le endilguen a la marcha del domingo, el evento se convirtió en un referente que permitió a unos y a otros saber dónde están parados ante el inminente debate sobre la Reforma Electoral. Es probable que desde el domingo la reforma haya entrado en algo así como un colapso, la marcha pudo haber llevado al presidente del PRI a definirse quizá contrario a lo que ha estado negociando en algo así como “corriendo por su vida”.
De los elementos más significativos a destacar se encuentra el hecho de que la marcha es la manifestación más numerosa, de carácter nacional, en contra de las propuestas del Presidente. Como hemos venido mencionando es un error estratégico menospreciarla, porque se pierde de vista la acción política que se debe concertar para enfrentar el escenario que provocó la movilización.
La lectura política de la manifestación muestra que se logró una convocatoria de diferentes sectores de la sociedad que encontraron en la calle el espacio para su protesta. Algo tiene de razón el Presidente al asegurar que la marcha era contra su gobierno. Si bien la protesta tenía como centro la defensa del INE, a querer o no, en el centro también estaba quien hizo el planteamiento de la reforma, el gobierno, y en particular el Presidente.
A Morena y al Presidente en algún sentido le apedrearon el rancho. La capital tuvo una gran manifestación en todos sentidos, la cual por primera vez en mucho tiempo no tuvo que ver con la izquierda, o como se le quiera llamar, particularmente desde 1997.
El Presidente habló ayer de un Plan B. No es la primera vez que utiliza esta expresión y esta estrategia. Lo hizo cuando fue quedando claro que su Reforma Eléctrica no iba a ser aprobada. Lo que terminó por hacer fue llevar a cabo una serie de reformas, las cuales buscaban paliativos para no quedarse con las manos vacías; por cierto, algunas de las propuestas siguen debatiéndose en amparos y demandas; como fuere, el Plan B es un forzado acuse de recibo.
El Plan B del Presidente sobre la Reforma Electoral tuvo ayer una primera respuesta en el Senado. Ricardo Monreal, quien cada vez está más lejos que cerca de Morena, planteó con razones argumentativas que las eventuales propuestas del anunciado Plan B podrían caer en los terrenos de la ilegalidad.
El senador Monreal trató de atajar lo que puede venir, pero también trató de hacer valer su posición y su fuerza en un momento en que sus declaraciones políticas lo tienen en el centro de la crítica de los sectores duros y rudos morenistas.
Al interior el partido del Presidente y sus aliados saben que será difícil que sea aprobada la reforma. En el PRI han entendido el costo que tiene rehacer el PRIMor en este tema, por lo mismo en el Legislativo todas y todos han empezado a hacer cuentas, las cuales, por ahora, no le salen a Morena.
Quizás por ello están tratando de llevar lo antes posible el debate al pleno pasándolo de manera rápida o visto por las comisiones. El debate o algo parecido se dará en San Lázaro en donde más vale que nos vayamos preparando para un toma y daca interminable en donde los adjetivos prevalecerán sobre los argumentos.
Algunos escenarios pudieran estar cambiando. Somos de la idea que la elección presidencial sigue teniendo claro color morenista. Donde pudieran andar cambiando las cosas es en la capital y el Congreso federal.
El domingo puede tener que ver en ello.
RESQUICIOS
La FIFA pide un “alto al fuego temporal” en la invasión de Rusia a Ucrania durante el Mundial que empieza el domingo. Los buenos deseos quedarán en eso y más con los misiles de fabricación rusa que ayer cayeron en Polonia, Putin además no debe tener motivo para hacerlo y más que echaron a los rusos de Qatar.