Quebradero

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Morena, la renuncia y una matanza

Por Javier Solórzano Zinser

Con todo y la consistente popularidad del Presidente, hay indicios de que su Gobierno está pasando por momentos complicados de los que no va a ser fácil salir.

Estamos ante el inevitable desgaste del ejercicio del poder, pero también estamos ante un conjunto de decisiones tomadas que, con razón, están siendo cuestionadas y que no necesariamente van a llevar a alcanzar los objetivos que se propone el mandatario; está enfrentando eso que se llama “terca realidad”.

En medio de estos escenarios se está acelerando una lucha por el poder al interior del Gobierno y de Morena. El Presidente ya no puede tener el control pleno de las cosas porque entre el tiempo, entre el desgaste y la gran cantidad de frentes que se han abierto, no hay manera de poder tener control, independientemente de que sea el tótem del movimiento y que sea visto mágicamente por sus innumerables fervientes seguidores.

Es evidente que los actores políticos que influyen en Morena empezaron a jugar sus cartas y ya no necesariamente estarán esperando las decisiones que tome el Presidente. Hay una lucha soterrada entre los que quieren radicalizar al país y quienes están buscando atemperar los ánimos, para tratar de encontrar elementos de cohesión y confianza, los cuales se han ido perdiendo entre ciudadanos, empresarios del país y fuera de él.

Al Presidente le seguirán siendo de importancia estratégica las mañaneras, pero el peso de ellas se va diluyendo, como lo muestra la medición de las audiencias. A pesar de la ratificación de la dirigencia del partido, existen voces al interior que no están de acuerdo con lo que está pasando.

Lo importancia de las mañaneras sigue estando en que el Presidente logra controlar la agenda, pero su peso se diluye porque han dejado de pasar cosas importantes en ellas, en ocasiones sirve más como distractor que por su contenido.

Seguirá sirviendo para confrontar a la oposición, para seguir en línea directa con la gran cantidad de seguidores del Presidente, y de manera importante seguir con algo que sin duda le ha dado resultado: responder y confrontar a los medios de comunicación, a las redes sociales y a organizaciones de la sociedad civil.

La mañanera seguirá siendo el eje de la gobernabilidad, y más con la manipulada propuesta de que se extienda a los sábados y domingos. Sin embargo, estamos en vías de que en Morena se presenten escenarios en donde el Presidente ya no sea el fiel de la balanza como lo ha venido siendo.

Podrá pegar en la mesa para decidir la candidatura del 2024, pero en lo que corresponde a la línea que va a seguir el movimiento, inevitablemente se le irá escapando de las manos. En la medida en que nos vamos acercando al final de su administración, están apareciendo boquetes que muestran que muchos de sus proyectos podrían quedar riesgosamente truncos.

Vienen dos años complejos porque por más que exista una militancia, hay cosas que empiezan a ser cuestionadas. Un ejemplo de escenarios por venir es la renuncia de Tatiana Clouthier, la cual por más comedida que haya sido, la inevitable especulación lleva a los terrenos de la diferencia de opiniones, pudo haber sido su oposición a la militarización; no ayudó en nada el medio abrazo forzado del Presidente.

Se mueven las piezas. La corcholata capitalina está cada vez más mimetizada con el Presidente, lo que lleva a que las otras corcholatas se muevan por su parte y, junto con ellas, las huestes morenistas y no morenistas.

Lo que sí pasó ayer, es que una renuncia resultó informativamente más importante que la matanza de 20 personas; lo de San Miguel Totolapan es una tragedia brutal.

RESQUICIOS

Ayer en Sitio Abierto, en Radio Congreso, Miguel Ángel Mancera nos dijo que desde las 9 a.m. del martes, le había comunicado a la dirigencia del PRD que si aceptaban sus propuestas centrales sobre los militares y el 2028, votaría a favor: “Se los adelante, no sé por qué se dicen sorprendidos”.