Mijaíl Gorbachov, último presidente de la Unión Soviética, la URSS, así como el impulsor de la perestroika, falleció este martes en Moscú a la edad de 91 años.
“Esta tarde, tras una larga y grave enfermedad, falleció Mijaíl Gorbachov“, dijeron fuentes del Hospital Clínico Central a la agencia RIA Nóvosti.
Mikhail Sergeyevich Gorbachov fue lo que los soviéticos siempre detestaron: un reformista. Así dijo alguna vez que quería ser recordado; pero eso sí, como un “reformista profundo”, si es que algo como eso existe. Le tocó vivir una época que pareció entender, pero en un país volátil y quimérico que parece no haberlo comprendido. Su destino, cincelado para las glorias del Kremlin, se opacó en el turbión de una nación cimentada en la epopeya y en la sangre, en las proezas y en la desmesura, en los bríos cosacos y los ímpetus tolstoianos. En la madre Rusia, si no se es Iván El Terrible, por lo menos hay que ser Tchaikovsky.