Por Rafael Arias Hernández
En 1519 Hernán Cortés, fundó en Veracruz el primer Ayuntamiento. Hasta hoy, en el país hay 2,446 y en el estado de Veracruz 212.
Para variar. La actual crisis económica sigue presente y causando múltiples consecuencias y daños. La inflación, que es uno de sus frentes más destructivos y difíciles de evitar no es, ni debe ser considerada solo como un aumento generalizado de precios; también es, sin duda, una forma de empobrecimiento y exclusión social, una pérdida de capacidad de compra, una alteración importante en la formación de mercados y, desde luego, un debilitamiento en la capacidad de operación de los gobiernos.
Así que ahora, además tenemos que ser atendidos por gobiernos empobrecidos, más limitados en el uso de recursos públicos, con una tendencia casi obligada al endeudamiento creciente que, a su tiempo, se ven asfixiados por los intereses y gastos que toda deuda pública ocasiona.
Además, oportuno tener presente que, en muchas formas, persiste el reclamo ciudadano contra la ineficiencia y la delincuencia gubernamental. Esta situación se agrava, por la falta de transparencia y rendición de cuentas, por la simulación de la evaluación y el encubrimiento en la fiscalización, y por la inexistente o muy débil contraloría ciudadana y social.
Excepciones aparte, en todos los ámbitos de gobierno, se viven y padecen los cuentos de las cuentas; los vigilantes ciegos que no ven, ni distinguen; y la repetición conocida de los resultados de una fiscalización, que poco o nada fiscaliza.
Para citar brevemente un ejemplo reciente, ¿qué ha pasado con los que han sido sustituidos recientemente en el poder público y, concretamente, en cada gobierno municipal de Veracruz?
¿Cuál ha sido la evaluación, lo bueno y lo malo, del trabajo realizado por los 212 equipos de trabajo que concluyeron su periodo gubernamental? ¿Qué hay del cumplimiento de sus responsabilidades y obligaciones, de acuerdo con las leyes respectivas? ¿Dónde están los responsables de identificar y reconocer, tanto el buen trabajo, como el malo y el peor?
Simple recordatorio, que se debe repetir y tener presente, ante ayuntamientos sin presupuesto suficiente, con abrumadores compromisos y demasiadas necesidades sociales que atender.
La pregunta actualizada, también debe ser mencionada: ¿Qué hay de los ayuntamientos actuales, cumplen y hacen cumplir la ley?
Así que, al cambio institucional, se han realizado o deben realizarse diversas acciones, empezando por constatar la disposición institucional de contar con una identificación verdadera y objetiva de los problemas y urgencias que atender; una valoración actualizada de la capacidad de respuesta institucional; un análisis derivado de la entrega-recepción; y un diagnóstico y previsión de los retos y problemas que atender en el futuro inmediato.
Todo ello con una amplia y fortalecida participación ciudadana y social, que permita logros y avances en los hechos, con resultados comprobados y nuevas metas a alcanzar.
A poco más de seis meses transcurridos. Hay, como siempre, diversas formas de enfrentar y analizar todos los resultados obtenidos, por quienes han sido relevados de sus cargos; así como considerar y atender los pendientes heredados y hasta los derivados del proceso de entrega recepción que propiamente, en muchos aspectos no ha terminado.
Solo hay que poner atención, obtener la información actualizada y pertinente, para constatar que de una y mil formas, los hechos reflejan la realidad, que hay que atender, aprovechar y transformar. La vida sigue y los millones y millones de personas tienen que atender y resolver su problemática cotidiana y enfrentar sus retos de sobrevivencia y desarrollo.
La Historia confirma acierto o error, beneficio o pérdida, avance o retroceso; precisa también, tarde o temprano, hasta donde llegan gobernantes y servidores públicos en general, en el cumplimiento de sus deberes y obligaciones.
En fin, mucho que decir y más que aprender de los esenciales gobiernos municipales. Importante y necesario participar y contribuir al esfuerzo colectivo.
Informarse y participar
De muchas formas, cada vez más claras y evidentes, para demasiados, es innegable y notoria, la toma de conciencia del peligro, de un presente cancelado y un futuro negado.
Así, muchos sobresalen, por su deseo y voluntad de hacer su propia vida, porque exigen, necesitan información objetiva, actualizada y confiable para ejercer sus derechos y libertades, cumplir con sus obligaciones, tomar sus decisiones, y consecuentemente, hacer su proyecto de vida, empezando por decidir y participar responsable y activamente, en los asuntos públicos de su interés e incumbencia.
Los jóvenes de siempre siguen aferrados a la esperanza, a la posibilidad de que se entienda, que la principal preocupación e inquietud, tiene que ver con el rechazo a una realidad con pocas y cada vez más reducidas oportunidades; con ofensivas condiciones de pobreza y marginación, así como limitaciones y sacrificios crecientes; y, por si fuera poco, con notorias e inaceptables formas y situaciones de delincuencia activa e impune, de violencia e inestabilidad; y en general, de una injusticia inadmisible, hoy y siempre.
Los plazos se cumplen y se reanudan los sistemas. El gran desarrollo de la comunicación social, apoyada por la inocultable revolución tecnológica que a todo afecta, hacen ver y constatar que no se va a regresar a una supuesta “normalidad”, porque simple y sencillamente los cambios se hacen presentes, ocasionando nuevas condiciones, que conforman una nueva situación. En este contexto, es importante identificar avances y retrocesos, retos y oportunidades, carencias y potencialidades. En todo caso, hasta podríamos decir que se accede a “una nueva normalidad” y hay que asumir la responsabilidad, con una renovada actitud de avanzar y aprovechar para mejorar.
-Academico.IIESESUV
@RafaelAriasH,
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