Moratoria riesgosa
Por Javier Solórzano Zinser
Si alguien conoce y entiende las diferentes vertientes que tiene la protesta es precisamente López Obrador. En algún sentido es un experto y mucho de lo que ha logrado a lo largo de sus años se ha desarrollado en los terrenos de la protesta y actos públicos en todas sus dimensiones. Podrán establecerse todo tipo de juicios sobre ello, pero en lo general le han dado resultado.
En sus tiempos de opositor en diversas ocasiones planteó escenarios al límite y se pudo dar cuenta lo que puede significar paralizar el Congreso, intentar cerrar las puertas del Senado y Diputados a través de las organizaciones que representaba, y salir a las calles. El efecto de todo ello abonó para su presencia y construyó paso a paso, muchas veces sin percatarnos, su presencia nivel nacional.
La capacidad de movilización y convocatoria que ha tenido y tiene López Obrador es única. Lo sabe y por eso confronta con mayor razón a la oposición cuando ésta pretende salir a las calles.
Sin embargo, por más que las condiciones sean hoy diferentes, los resultados de la protesta de la oposición no se pueden soslayar y menos aún menospreciar, porque tarde que temprano terminan por causar efectos en la gobernabilidad.
Los niveles de afectación pueden ser muy altos y más cuando López Obrador está afanosamente empeñado en la aprobación e instrumentación de sus programas sociales y las reformas de gran calado que les son fundamentales para su proyecto.
El ejercicio del poder enfrenta invariablemente este tipo de coyunturas. Forman parte de la lucha política y son mecanismos propios de la democracia. La oposición está tratando de pasar a la ofensiva siendo, presumimos, cada vez más consciente de sus debilidades, pero también entendiendo el tiempo por venir.
Ayer en el Edomex Morena se echó oficialmente a andar por el 2024 aunque cándidamente quieran hacernos ver que no todavía. No se pueden negar las evidencias, sobre todo, cuando las pintas en la carretera y en las calles parecen ser propias de los tiempos de las campañas políticas previos a las elecciones. Ahora veremos qué dicen las autoridades electorales a las cuales Morena seguramente responderá que el INE y el TEPJF los traen en la mira junto con la letanía acostumbrada.
Si en el corto y mediano plazo la oposición no tiene la capacidad para cohesionarse y ser claramente una alternativa, su futuro, de por sí incierto, quedará al garete en medio de la intrascendencia.
Entendiendo la importancia de buscar mecanismos para hacerse presente y a sabiendas también de que el gobierno la necesita en el Congreso, está tomando decisiones en línea de una mayor confrontación.
No necesariamente han sido bienvenidas estas estrategias al interior del PAN y PRI donde han surgido voces inconformes por la decisión tomada por las dirigencias sobre la “moratoria constitucional”.
Si bien no van a paralizar al gobierno, si lo podrían poner en apuros en proyectos que deberán pasar por el Congreso. La “moratoria” puede dejar afuera planes de gobierno que podría la oposición eventualmente compartir y que podría traer importantes beneficios a la ciudadanía.
Está corriendo un riesgo, porque de alguna forma se van cerrando las puertas a decisiones que pueda tomar en gobierno y que eventualmente vayan más allá de la presente administración.
Va por México está tratando de ser y parecer una oposición real tratando de quitarle espacios al Presidente y a Morena, se ve complicado por el entorno en que estamos.
Habrá que ver si la tajante “moratoria constitucional” da resultado, pero a pesar de las circunstancias cerrar la puerta como lo pretenden hacer pudiera ser cerrar opciones compartibles en la gobernabilidad.
RESQUICIOS
No casualmente Morena echó la casa por la ventana en el Edomex. Saben lo que significaría un triunfo en la entidad. El gran problema es que lleguen unidos asumiendo el resultado de la encuesta, o mejor dicho lo que diga ysq.