No podrán terminar de arruinar al país
Por Mónica Camarena Crespo
Las reformas medulares del presidente Andrés Manuel López Obrador están muertas, la eléctrica tuvo un funeral bastante largo, pero finalmente se logró ponerla bajo tierra en lo que resta del sexenio.
A pesar del fracaso de la reforma eléctrica y la embestida emprendida contra diputados de oposición por parte de AMLO y Morena con la consigna de exhibirlos como traidores a la patria, ahora buscan pasar la reforma electoral, la cual, en automático, ya fue rechazada por el PRI, PAN, PRD y MC.
Se trata de otra reforma muerta que pretende destruir instituciones que han costado muchos años consolidar; la que parece una carta a Santa Claus enviada a San Lázaro, busca que los magistrados y consejeros electorales sean electos por el voto ciudadano.
Que se reduzcan de 11 a 7 los consejeros que integrarán lo que llamaron el nuevo Instituto Nacional de Elecciones y Consultas que quedaría en sustitución del INE.
También plantea eliminar a los legisladores plurinominales del Congreso federal y los estatales. Encarrerados, incluyeron que la Cámara de Diputados pasaría de 500 a 300 legisladores y el Senado de 128 a 96.
Y para los estados se establecen rangos mínimos de 15 legisladores y máximo 45, que dependen del volumen de población.
Los coordinadores legislativos del PAN, PRI y PRD refrendaron su alianza legislativa en contra de cualquier intento de desaparecer el Instituto Nacional Electoral o de cualquier reforma que vaya en contra de la democracia en el país y anunciaron que cada una de las bancadas presentará su propia iniciativa. Movimiento Ciudadano de igual manera se manifestó en contra.
Una voz respetada como la de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano ya se dejó escuchar y dijo que más allá de que sean necesarias las adecuaciones en facultades y estructura del órgano electoral, es importante que el INE mantenga su autonomía, independiente del ejecutivo federal o de alguna autoridad superior en México.
Todo apunta a que la reforma electoral de AMLO también nació muerta y no habrá poder humano que la reviva; un nuevo golpe que podría confirmar que no pasarán más propuestas de modificaciones a la Constitución por varias razones, pero principalmente porque desde el poder rompieron de manera agresiva el diálogo que tanto requerían.
La buena noticia es que la mal llamada cuarta transformación no podrá seguir destruyendo a las instituciones del país.
@monicamarena