Quebradero

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Grietas

Por Javier Solórzano Zinser

Por más que el Presidente vea la confrontación entre Olga Sánchez Cordero, Alejandro Gertz Manero y Julio Scherer Ibarra como un tema de justicia o bajo el no me meto porque estoy muy ocupado, el problema está en su círculo cercano y le afecta a su imagen y a la de su gobierno.

Las diferencias van a provocar grietas. El Presidente puede perder el control y diseño de su gobierno si no enfrenta un asunto que, insistimos, le compete de manera directa.

Los personajes le son cercanos y han sido y son sus operadores. El fiscal ha sido cuestionado en diversas ocasiones por su controvertida gestión. La FGR se define como autónoma, pero no se ha podido quitar el marcaje presidencial, por más que se llenen de promesas en el sentido que mantienen distancia.

Si como asegura Julio Scherer fue él mismo quien propuso a Gertz como fiscal, quien dio el visto bueno fue el Presidente. Lo que ha pasado a partir de esa decisión ha sido un proceso, por más que se niegue, que ha llevado a una cercanía entre Presidencia y Fiscalía.

Julio Scherer ha dicho:  López Obrador es “como mi hermano”, lo cual significa no solamente cercanía personal, sino también de confianza. Por ello fue designado consejero de la Presidencia, lo que le permitió moverse en todos los espacios de gobierno. Su gran influencia era reconocida por su cercanía con el Presidente a lo que se sumaba su capacidad negociadora.

Es muy probable que muchos asuntos de gran envergadura no hayan llegado hasta el Presidente. Las razones que tuvo Scherer para ello las desconocemos; sin embargo, cada vez hay más elementos para identificar la gran influencia, lo que redituaba estar en asuntos de gran importancia para el país, tanto en lo político como en temas de justicia.

El rompimiento entre Gertz y Scherer ciertamente se dio por el asunto de la familia del fiscal. Al final nos hemos dado cuenta que era una lucha por el poder, fue como un choque de trenes, en la cual los dos se sentían con la fuerza y apoyo para imponer sus decisiones.

Algún día sabremos por qué Scherer dejó Palacio Nacional, por más que el Presidente trató de evitar su salida, al final no pudo retener a quien es “como su hermano”. Hay asuntos de fondo que por más que haya explicado en Proceso Scherer dejan dudas, sin perder de vista que son temas que pasan por el ámbito del primer círculo del poder, los cuales el Presidente no puede soslayar.

En el camino está también quien fuera titular de Gobernación, quien en varias ocasiones arremetió contra Scherer. El asunto adquiere enorme importancia, porque las diferencias entre ellos, a lo que hay que agregar las muchas referencias de Sánchez Cordero respecto al machismo existente en el gabinete de lo cual hizo caso omiso el Presidente, eran también temas sensibles y trascendentes y algunos de ellos estaban directamente relacionados con el Presidente.

Lo que queda claro es que el Presidente tenía un problema que se fue creciendo cada vez más. En su entorno inmediato traían una bronca monumental y el Presidente, según Scherer, pensaba que eran sólo “chismes”.

López Obrador quizá no se quiso meter, porque tenía que tomar decisiones que pudieran romper presumibles cohesiones internas, las cuales ya vimos que no existían.

Las grietas se han abierto. Scherer en su artículo habla de su incierto futuro, presumimos que desde el ámbito legal. López Obrador no puede dejar pasar un problema que le va a afectar tarde que temprano y sobre el cual estamos viendo el inicio.

Falta por ver lo que dice la Corte sobre el caso Gertz, la respuesta de Olga Sánchez Cordero y lo que se viene en contra de Scherer; no vaya a ser que los demonios anden sueltos.

RESQUICIOS

Se vivirán días de jolgorio con el AIFA. Es una gran obra, a pesar de los problemas técnicos que han aparecido, lo que incluye las tlayudas. El problema no está ahí, está en si al medio plazo va a resolver los problemas de la aviación comercial, en el papel todo indica que no será así en el corto y mediano plazo.