Una airada respuesta
Por Javier Solórzano Zinser
Con la airada respuesta que le dio el Presidente al Parlamento Europeo se perdió una oportunidad de elevar el nivel del debate y aprovechar ante Europa y el mundo un espacio para dar a conocer la situación por la que atraviesa el país.
Se optó por un uso rijoso del lenguaje cargado de adjetivos que seguramente traerán consecuencias y secuelas. El Presidente y su entorno inmediato no se dieron tiempo para reflexionar cuál era la mejor manera de responder para no entrar en terrenos de peleador callejero.
La respuesta deja la impresión de que se dio en medio de enojos, bajo una mirada ideologizada carente de reflexión y diplomacia.
Las circunstancias daban para aprovechar la oportunidad para hacer ver cómo los problemas de violencia del país, que claro que existen, han agobiado a la sociedad mexicana debido a diferentes factores, los cuales no pasan sólo por nuestras vicisitudes internas.
Lo que también resultó cuestionable fue el hecho de no atender las formas en que se establecen las relaciones en el mundo, las cuales se definen por una interrelación de derechos y obligaciones.
En los acuerdos firmados entre el Parlamento Europeo y nuestro país se establecen ámbitos de atención en materia de derechos humanos, los cuales para Europa resultan fundamentales. Son temas que van de ida y vuelta lo que quiere decir que, así como a nosotros nos hacen observaciones nuestro país está en la misma coyuntura, tenemos derecho a hacernos valer ante la Unión Europea.
A lo largo del texto de los parlamentarios la palabra “preocupación” es una constante, lo que no significa que haya acusaciones, lo que hay son exhortaciones a algunas formas en que el Presidente se expresa en las mañaneras.
Nadie acusó al Gobierno de ningún asesinato, lo que sí se hizo fue plantear la “preocupación” por las condiciones en que se desarrolla el ejercicio periodístico en el país, y por el ambiente que se ha creado para el ejercicio periodístico. No es la primera vez que desde el exterior se hace referencia al tema, recordemos lo que hace algunas semanas planteó el secretario de Estado de EU en un tuit, lo cual también fue respondido en tonos con tintes provocadores. En su momento hicimos referencia a la importancia que tiene sumar para crear corresponsabilidades.
Referirse a los parlamentarios europeos como “borregos” es una forma de despreciar groseramente, para decir lo menos, lo que hacen y más en tiempos tan delicados como los que vive el continente, y en el camino también el mundo.
Mencionar en la respuesta que México no entrega armas a otros países como lo hace Europa está fuera de lugar bajo la actual coyuntura. Se deja el terreno a una riesgosa especulación en que más que México esté en favor de la invasión rusa, oposición que se tardó en reconocer en la ONU, pareciera que lo que no quiere es meterse en dificultades con los rusos quizá por aquello de una concepción e identidad con los tiempos en que Rusia era la URSS.
La confusión manifiesta entre algunos militantes de Morena, y la obvia cargada de las y los gobernadores del partido, pone en evidencia lo que subyace detrás de la respuesta. Argumentos con tintes seudonacionalistas no abonan en un mundo interrelacionado.
El Parlamento Europeo para Morena se transformó en una instancia colonialista, siendo que hace pocos años se le ponderaba por su posición ante la desaparición de los normalistas en Iguala.
El asunto no termina con la respuesta mexicana. Desde Europa muchos de nuestros escabrosos asuntos se verán de otra manera en el mundo interrelacionado. Las primeras reacciones de los parlamentarios muestran lo que puede venir, empezando con aquello de que el Presidente reaccionó como “niño regañado”.
RESQUICIOS
El interminable agarrón entre el Gobierno y el INE va para largo. Una más de sus escalas está en la revocación de mandato, asunto en el cual la perfilada le hace guiños al Presidente bajo el síndrome de lo que hace la mano hace la tras.