Por Sandra Luz Tello Velázquez
Es difícil pensar en los grandes exponentes de las letras universales sin recordar al francés Víctor Hugo. Resulta revelador reconocer en sus palabras una mítica genialidad de ideas progresistas acerca de la política, la justicia, el derecho, la equidad que reviraron contra los tiranos de su tiempo, pero que siguen vigentes, especialmente en la convulsionada actualidad que nos alcanzó plagada de políticas confrontativas, manipuladoras, dictadores disfrazados de demócratas, el despotismo y el conflicto bélico tras la invasión de Rusia a Ucrania.
Debe considerarse imprescindible la lectura de algunas obras narrativas y teatrales de Víctor Hugo que demuestran su dominio del lenguaje poético, la desmesurada estética romántica del siglo XIX sin alejarse de su sentido nacionalista, su postura política adversa a las tiranías y una crítica implícita contra el abuso, la injusticia y el absolutismo.
En el ensayo “Exilio”, Víctor Hugo reflexiona acerca de las vicisitudes por las que transitan los extraditados, los proscritos, los exiliados, así como la corrupción de los déspotas; en dicho escrito el destierro puede generar condiciones favorables para continuar en una lucha contra los tiranos, pues la mayor consciencia puede lograrse en la soledad del desierto. Por otra parte, nada es más terrible que el suplicio vuelto contra el verdugo.
De igual forma, el autor señala que fuera del derecho solo queda la violencia, pero que las consecuencias resultan catastróficas, pues la corta visión de los tiranos se equivoca y los triunfos obtenidos podrían llenarlos de victoria momentánea, que más tarde se llenará de ceniza. Finalmente, la historia nos ha demostrado que los dictadores, opresores, absolutistas o déspotas fueron derrocados y señalados por la historia.
En la obra “El Rey se divierte” recrea a las monarquías que sometían al derecho humano a las dictaminaciones del monarca, quien se sentía propietario de todo, hasta de la vida de los ciudadanos, tomaba y desechaba con el cetro en la mano y el autoritarismo imperante, actualmente han cambiado sistemas de gobierno, pero dichas prácticas viles aún son vigentes.
En diversas obras es evidente la postura de Víctor Hugo: toda sociedad debe tener un derecho sagrado y armado, sagrado por la justicia, armado por la libertad, idea que se mantiene y confirma en la reconocida novela “Los Miserables”, cuyo argumento se adentra en diversos aspectos de la política, la ética, la justicia y la religión, centra la trama en una proposición encaminada a la defensa de los oprimidos sea cual sea el lugar o situación sociohistórica que vivan.
Por último, leer la obra de Víctor Hugo es abrirse a la posibilidad de revisar las ideas implícitas en su ficción o descubrir los argumentos de su enérgica postura, de su libre pensamiento que incomodaba a los dirigentes políticos y poderosos. Mi recomendación es suministrar una ración de la obra del escritor francés, disfrutar su desmesurada crítica y su estética como poeta, novelista y dramaturgo para transitar del vértigo literario a la admiración consciente.