La escritora Almudena Grandes, un referente de la literatura española que se dio a conocer con una novela erótica y en los últimos años convirtió en ficción la historia reciente de su país, falleció este sábado en Madrid.
El diario El País, donde escribía artículos de opinión, indicó en Twitter que murió en Madrid a los 61 años como consecuencia de un cáncer que ya había hecho público.
«Perdemos a una de las escritoras referentes de nuestro tiempo. Comprometida y valiente, que ha narrado nuestra historia reciente desde una mirada progresista», afirmó en Twitter el jefe del gobierno español, Pedro Sánchez.
Asimismo, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) le dedicó un minuto de silencio en su inauguración el sábado.
«Compartimos la pena de su irreparable partida con sus familiares, con toda la comunidad literaria, sus amigos, sus lectores», expresó la organización de la FIL en Twitter.
Grandes, nacida en Madrid el 7 de mayo de 1960, se dio a conocer con el libro erótico «Las edades de Lulú» (1989) a los 28 años.
Esa novela provocó un escándalo y se convirtió en un éxito de ventas. Poco después de su publicación, fue llevada la gran pantalla por otro director polémico, Bigas Luna, con la italiana Francesca Neri encarnando a Lulú.
Desde 2010, Grandes empezó una ambiciosa serie de novelas llamada «Episodios de una guerra interminable» sobre la historia reciente de España, con títulos como «Las tres bodas de Manolita» (2014), «Los pacientes del doctor García» (2017) o «La madre de Frankenstein», publicado en 2020.
En el primer libro de esa serie, «Inés y la alegría» (2010), Grandes noveló el intento frustrado de un grupo de comunistas exiliados en Francia que quisieron invadir España entrando por el Pirineo en octubre de 1944 para provocar la caída de la dictadura de franco.
Además de sus libros, Grandes, que se declaraba de izquierdas, republicana y anticlerical, daba sus apreciaciones sobre la actualidad española desde una columna que publicaba todos los domingos en el diario El País, desde 2008.
En una de sus columnas en ese periódico, publicada en octubre pasado, explicó cómo le diagnosticaron la enfermedad.
«He tenido que escribir algunos artículos muy complicados a lo largo de mi vida. Ninguno como este», señaló entonces, en un texto en el que definía el cáncer como «una enfermedad como otra cualquiera, desde luego un aprendizaje, pero nunca una maldición, ni una vergüenza, ni un castigo».
Las reacciones a su muerte no tardaron en llegar.
«Almudena Grandes retrató con maestría nuestra historia reciente y dio voz a los que nunca la tuvieron», tuiteó el Instituto Cervantes, un organismo público para la difusión de la lengua y la cultura españolas.
La escritora Rosa Montero se declaró «consternada» en Twitter por el deceso de la novelista.
«Odio la muerte. Hoy la odio más que otros días porque se llevó a Almudena y nos dejó sin todos los libros que aún podía haber escrito. Estoy consternada», tuiteó la escritora nicaragüense Gioconda Belli.
«Gracias por regalarnos tu literatura durante décadas, gracias por hablar, siempre, desde la mirada de las mujeres, desde la memoria histórica y desde la belleza de las palabras», dijo por su parte en Twitter la ministra de Igualdad, Irene Montero.
Pilar Alegría, ministra de Educación, recalcó en un tuit que Almudena Grandes «supo retratar nuestra historia, la más reciente y la que nos marcó para siempre. Nos deja un vacío enorme».
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