Quebradero

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Las y los 31 y las secuelas

Por Javier Solórzano Zinser

Presumimos que la directora del Conacyt, aunque diga que no sabe nada, debe advertir las consecuencias que ya trae la demanda en contra de 31 científicos.

No es que la comunidad científica esté cohesionada o que estuviera de acuerdo en todo. Sin embargo, las diferencias han tenido espacios para dirimirse en terrenos en que igual están de por medio las diversas concepciones sobre el quehacer científico que la importancia de entender que en el gremio se abren espacios para el entendimiento en áreas que tienen que ver con la planeación y la administración del trabajo científico.

Las demandas en contra de los académicos están siendo cada vez más cuestionadas. Están en un terreno de lucha por la hegemonía del diseño sobre las estrategias de la ciencia. Es un enigma qué quiso decir la avezada directora del Conacyt sobre la ciencia “neoliberal” sobre todo porque los propios científicos, ella lo es, saben lo que significa el diseño de la ciencia en cuanto a metodologías, hipótesis, teorías y la creación del conocimiento.

Existe un método científico que avala y rige el trabajo de los científicos. No pueden inventar cualquier cosa, porque por principio se alejan de lo que le da valor y reconocimiento a su trabajo.

Lo que indirectamente puede estar pasando es que se intente meter a la ciencia en procesos ideológicos y de manera colateral, por más que se diga lo contrario, ponerla a disposición y servicio de los objetivos del gobierno.

El trabajo científico es de suyo crítico lo que incluye al entorno social, político y económico. No lo pueden soslayar, porque en muchos casos estos espacios son el objeto de estudio. Si se quiere una ciencia al servicio del régimen, entramos en un terreno delicado, peligroso, cuestionable y de sometimiento que va a colocar al trabajo científico ajeno a la crítica, que es una de sus principales premisas y obligaciones.

Si lo que se quiere es llevar a efecto una revisión de lo que se ha venido haciendo en las políticas científicas, no hay necesidad de demandar a nadie, de no ser que se tengan elementos para hacerlo. Lo contrario está terminando por ser un acto de venganza o un intento de apoderarse del diseño científico bajo la premisa de “quítate tú para ponerme yo”.

La situación está siendo cada vez más difícil. Hasta ahora la demanda se ha venido diluyendo sin que por ello la FGR haya dejado de insistir en presentarla todas las veces que sea posible. Tanto cuidado está teniendo la Fiscalía que su titular ha encargado el caso al subprocurador Juan Ramos, quien es el hombre más cercano en la dependencia del fiscal.

El final de la historia sigue siendo un galimatías. Ayer se dijo que la FGR tendrá que buscar darle vuelta al caso y presentar otro tipo de denuncias porque hasta ahora con lo que han hecho no han avanzado ni avanzarán, no casualmente los jueces han desechado en dos ocasiones las órdenes de aprehensión.

El asunto no sólo pasa por los tribunales. Ha llevado a que importantes instituciones del país se solidaricen con los científicos demandados, presumimos que la directora del Conacyt y la Fiscalía deben entender este mensaje.

Cuando al Presidente se le ha preguntado sobre el tema lo ha remitido a la lucha contra la corrupción, como si no se percatara de lo que está sucediendo y lo que está provocando.

País que no apoya a la ciencia, país que no progresa. País que no apoya y forma a sus jóvenes para ser científicos, país que pierde su futuro. El lance en el que estamos produce confrontaciones y secuelas, las cuales van a repercutir en la ciencia que está en todo lo que nos rodea y lo que fundamenta la transformación.

RESQUICIOS

Al interior de la comunidad yaqui las cosas no se ven de manera homogénea. Anabella Carlón, vocera de las familias de los yaquis desaparecidos, nos dice que no fueron recibidos por el Presidente, quienes los recibieron se ostentan de ser los representantes, pero nosotros somos la base social y quienes hemos padecido la violencia.