La tragedia no se ha ido
Por Javier Solórzano Zinser
No se trata de que el gobierno haga del colapso del Metro un asunto monotemático. Sin embargo, la vehemencia que el Presidente tuvo en el pasado con hechos similares en esta ocasión va optando por pasar la tragedia a segundo plano.
En la mañanera se ha enfocado en arremeter contra la prensa, contra el candidato del PRI a Nuevo León en plena veda electoral, y a señalar a una organización que le incomoda: Mexicanos Contra la Corrupción.
El colapso del Metro es uno de los asuntos más delicados que ha vivido el gobierno capitalino y el federal. Merece toda la atención y reflexión cotidiana por la importancia que tiene que 25 ciudadanos hayan muerto por lo que se presume, en un primer momento, como un colapso derivado de la falta de mantenimiento y acuciosidad en un transporte por el que pasan a diario más de 5 millones de personas.
El especialista en temas urbanos y transporte de la UAM, Bernardo Navarro B., nos decía hace unos días que el Metro es asunto de seguridad nacional. “Es un microcosmos de la ciudad y hasta cierto punto se convierte en una ciudad dentro de la ciudad. Todo lo que pasa en el Metro afecta de manera integral a la capital y al Edomex”.
Existen evidencias de que la atención al Metro en algún sentido se relajó. Puede haber muchas razones, pero algo pasó que se perdió de vista el riesgo; ésta es una de las hipótesis sobre las que va a girar la investigación.
Otra de las áreas a revisión tiene que ver con la construcción. Fernando Espino, líder del sindicato del Metro, nos dijo que, al parecer, las trabes no eran compatibles con las llantas y tamaño de los vagones. El tema es doblemente delicado, porque la cuestión es por qué se pudieron cambiar los vagones cuando originalmente se habían diseñado para que fueran compatibles con las ballenas y las trabes construidas.
Estamos ante una gran cantidad de preguntas, dudas y especulaciones. Todo forma parte de lo que los ciudadanos y expertos reportaron a lo largo de años y todo indica que no pareciera haberse escuchado la voz incluso de los trabajadores del Metro, de los usuarios y los vecinos.
La importancia de que el gobierno coloque el tema en el imaginario colectivo es por la relevancia que debe otorgarle. Es un asunto de sensibilidad que para el gobierno debiera ser de primer orden y más si nos atenemos a lo que refiere sistemáticamente respecto a los sectores más desprotegidos.
No dejan de resonar las palabras de Miguel Córdoba, joven en situación de calle, a las que hacíamos referencia ayer, en el sentido de que por una “idiotez” de nuevo “los pobres somos los más afectados”.
No se soslaya el obligado esfuerzo que hacen las autoridades capitalinas. Lo que están enfrentando son voces de inconformidad e impotencia de personas afectadas, las cuales no están siendo atendidas debidamente ni sensiblemente.
Es necesario colocar el tema en la agenda. Bien se sabe que el peritaje externo va a llevar tiempo, pero no se puede pasar por alto el dolor, la tristeza y la soledad.
El Gobierno federal debe recordar cómo fue señalado por las víctimas ante su “insensibilidad” frente a la muerte provocada por la pandemia. Mucho tiempo después que se asentó el Covid entre nosotros se empezó hablar de los muertos e incluso se habló de minutos diarios de silencio por ellos, los cuales han pasado al olvido.
El colapso del Metro es en algún sentido el colapso de todos y es también el colapso que se le puede venir al gobierno federal y al de la capital, como decíamos ayer, se ven tocados.
RESQUICIOS
El Presidente no va a cambiar su estrategia hasta el 6 de junio en las mañaneras, con todo y la repercusión que tienen, va a señalar a aquellos que dice que están “violando la ley electoral”, paradójicamente mientras viola la veda electoral. NL está en la mira, porque Morena tiene una candidata que les salió cara y mentirosa a la cual no le sirvieron sus confusas disculpas; en esto bien se sabe no hay casualidades.