Informes, celebraciones, peor que en los gobiernos pasados

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Por Martín Quitano Martínez

 

La política no es un espectáculo: es una forma de resolver problemas.

Barack Obama

  

Celebraciones al viejo estilo, rechazado y vilipendiado desde los del “segundo piso de la cuarta transformación”, pero que son las que reproduce la “nueva clase política” que se reclama encarnación de los sentimientos y aspiraciones del pueblo bueno, en singular, de ese que trasciende historias, que en su “grandeza”, reclama los oprobios de su historia injusta, como lo plantea el líder máximo.

Las celebraciones de los primeros informes, que poco o nada positivo realmente aportan, de los primeros 7 años, de los alcances inéditos de la trasformación, muestran el anquilosamiento de las formas más conservadoras y autocráticas, protofacistas, que encandilan a la vorágine de las masas que secundan el “primer y segundo piso”, el proyecto político que reclama el lugar privilegiado del cambio en nuestro  país, asegurando ser el cuarto cenit de nuestra historia.

Las celebraciones de la simulación son una ruptura más de sus arengas cotidianas, esa de la austeridad republicana, destruida por los altos costos que significa llenar las plazas con sus fieles y con los no tanto que son obligados a participar bajo amenazas para con sus empleos. Peor aún, con personas llevadas ex profeso por pagos económicos, todo como muestra de la excepcionalidad del músculo de un régimen que abusa y miente hasta para festejarse.

El próximo seis de diciembre el festejo de la sinrazón, el emblema de la continuidad de la mentira, del escondrijo del todo va bien, de la farsa del acarreo nacional que, en la negación, se viste del músculo de la aprobación de un conjunto social feliz que planta cara a los antipatriotas. La plaza llena para respaldar no a la presidenta sino a la “grandeza” de un proyecto que avanza sobre la sangre, los despojos institucionales y la corrupción. La nueva retórica de los mil años de los gobiernos autoritarios que los han antecedido.

La presidenta que festeja 7 años de un proyecto que muestra las fisuras en la ignorancia y la prepotencia, en su soberbia incapacidad, en la integración de sus liderazgos marcados por las sombras sucias de su impunidad e intransigencia. Los clanes familiares y el nepotismo son el legado del megalómano personaje que se hace presente y manotea en medio del escándalo de las fechorías de su familia y su círculo rojo, de los más íntimos. Claramente preocupado pero envalentonado, “sin querer hacer sombra”, amenaza entre palabras dulces y obsequiosas de reconocimiento para su fiel escudera, su encargada de despacho.

Detrás de esa palabrería y sus delirios  pseudohistóricos, reitera para que quede bien claro, que el proyecto no debe desviarse y ello conlleva la protección de los intereses construidos en esos pactos inconfesables que le dieron sustento y mucho menos si eso significa poner en riesgo no solo esos intereses sino puntualmente poner bajo asedio al clan de la familia de Macuspana. Entre otros pecados, Gerts cometió el de filtrar y exponer algunas malas notas del círculo rojo y ya pagó. La grandeza y megalomanía del gran caudillo se han hecho presentes, que se entienda en palacio nacional y en todo el país, ella es la que gobierna obedeciendo, en las tierras de Palenque está quien manda.

DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA

En Veracruz, la danza de los millones en un pago de deuda que merece claridad.

 

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