La bronca es entre ellos
Por Javier Solórzano Zinser
La oposición no ha dejado de ser un espectador, que no un actor, de la vida política mexicana.
En la desaseada salida de Alejandro Gertz de la FGR se vino a confirmar que los grandes problemas políticos pasan por lo que sucede en el Gobierno y la 4T y no por las diferencias con quienes piensan diferente.
A éstos les aplican el desdén y el desinterés, porque saben que su reacción es menor. El tema Gertz vino a confirmar que los procesos internos que viven el Gobierno y Morena terminan por ser los grandes problemas.
En un momento como el que se está viviendo, la oposición es notoriamente menor y no influye ni pesa para que se tomen decisiones en que se fuercen las cosas para exigir transparencia, rendición de cuentas y, sobre todo, poder empujar para que la Fiscalía sea ciertamente autónoma.
La oposición podrá llenarse de declaraciones, pero ninguna trasciende, porque el Gobierno y la 4T la pasan por alto, se le menosprecia y porque no tiene trabajo en territorio que permitiera salir a la calle y obligar al Gobierno a atender sus perspectivas.
La Presidenta logró deshacerse de Gertz no sin antes tragar uno que otro sapo. Vamos a entrar ahora en una elección que quizá ya está definida. Los 43 inscritos como aspirantes a encabezar la Fiscalía deben saber que de alguna manera la decisión puede ya estar tomada. Todo indica que quien hoy es la fiscal sustituta terminará siendo en fast track la próxima fiscal.
Sin oposición enfrente, el Gobierno acaba dirimiendo sus problemas entre corrientes y tribus. Lo que es un hecho, es que para algunos y algunas morenistas mientras que haya poder, y por ende dinero, las posibilidades de que se arreglen están a la vista. El caso de Gertz confirma que, si hay embajada de “país amigo” en el horizonte se pueden aceptar todas las presiones y renunciar sin renunciar.
Todo indica que con la designación de la fiscal la Presidenta estará sorteando la crisis. Lo que es claro es que entre Gertz y Claudia Sheinbaum se fueron manifestando diferencias que llevaron a tomar una decisión que, si nos atenemos al desempeño del exfiscal, bien se pudo haber tomado hace tiempo.
La Presidenta y las maquinarias morenistas tienen ante sí una semana que debiera serles favorable. El sábado va a celebrar, con tintes de desagravio, algo así como siete años en el poder.
Sin embargo, no todo es favorable. La encuesta de ayer de El Financiero si bien ratifica altos niveles de popularidad de la mandataria, en la mayoría de los rangos analizados sobre su gestión la tendencia es desfavorable.
Tenemos una Presidenta bien evaluada en lo personal, pero mal evaluada por los ciudadanos en cuanto a gobernabilidad. El caso Carlos Manzo le es desfavorable. 49% asegura que ha tratado mal el caso en contra de un 41% que habla de muy bien o bien. Dato importante, el 87% de la población estaba informada del caso.
Sobre Michoacán la tendencia es negativa. 71% considera mal o muy mal la situación de inseguridad, en contra de un 21% que lo considera bien o muy bien. En cuanto a la marcha de la Generación Z también la tendencia es desfavorable. El 55% califica como mala la actuación de la Presidenta, en contra de un 21% que lo consideró muy bien o bien.
Llama a la atención el tema de corrupción. El 80% de los entrevistados asegura que este asunto ha sido tratado mal o muy mal, en contra de 12% que opina lo contrario.
En medio de estas contradicciones, la oposición juega un papel menor. No tiene cómo aprovechar los espacios porque no tiene con qué. En tanto, caminamos entre los bien evaluados programas sociales, pero en medio de un cúmulo de contradicciones. El Gobierno y la 4T saben que por ahora tienen capacidad de maniobra y por eso están anclados en el 2027.
RESQUICIOS.
Se entienden las muchas lecturas que se han dado sobre la reaparición de AMLO. En medio del revuelo, en que andan los morenistas y con los frentes abiertos que traen, da impresión que también les mandó un estate quieto.