Reforma laboral: el problema está en la SEV

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Por Juan José Llanes Gil Del Ángel*

No tengo la menor duda de que la colisión entre el gobierno de Veracruz y aquellos sindicatos a los que se endilgó el calificativo de “minoritarios”, escaló a niveles inusitados a partir del 01 de diciembre de 2024 y, justamente, en la Secretaría de Educación de Veracruz.

El fenómeno del plurisindicalismo magisterial en este Estado es único y acaece en el contexto del sistema educativo más grande de México y con el más alto presupuesto. La ruptura de la hegemonía del SNTE en Veracruz, a finales de los años sesenta y principios de los setenta del siglo pasado, trajo consigo la aparición de los primeros sindicatos de maestros separados del mayoritario y el gobierno tuvo que asumir que el costo social de no permitirles existir podía ser muy alto porque, además, no estaba tan distante la lucha que emprendió Othón Salazar.

Así pues, mientras que en el resto de las entidades federativas existe solamente un número reducido de sindicatos magisteriales (o solamente las secciones del SNTE), en Veracruz hay alrededor de sesenta organizaciones.

No puede perderse de vista que la idea de propiciar una “sindicación única”, bajo la perspectiva de que es más fácil lidiar con un sindicato (o pocos) que con decenas, como lo dije en otro texto, indiscutiblemente responde más a los esquemas de los gobiernos de derecha: baste advertir que el sistema de «sindicación única» tuvo su versión más acabada en Italia, fue impuesto bajo el régimen fascista y se abolió en 1943, antes de la caída del Duce; había sido impulsado por el gobierno de Mussolini y estableció un sistema de control estatal sobre las organizaciones sindicales conocido como “corporativismo fascista” o “sindicación única y obligatoria”, que disolvía cualquier otra organización sindical independiente.

Resulta, pues, una perogrullada decir que la batalla contra la sindicación única y en pro del plurisindicalismo en México la dio la izquierda después de la aparición del PRM/PNR/PRI, y su maquinaria corporativizante que encabezaba la CROM, primero, y luego la CTM.

Cuando surgieron las normas laborales en materia burocrática, particularmente la de Veracruz, (la Ley Estatal del Servicio Civil de 1992), se recogió ese -podríamos llamarle- “neofascismo”, y se estipuló en el artículo 109 de esa legislación que “dentro de cada Entidad Pública sólo habrá un Sindicato”.

El tema fue abordado en 1999 por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y se originó la Jurisprudencia P./J. 43/99 de rubro “SINDICACIÓN ÚNICA. LAS LEYES O ESTATUTOS QUE LA PREVÉN, VIOLAN LA LIBERTAD SINDICAL CONSAGRADA EN EL ARTÍCULO 123, APARTADO B, FRACCIÓN X, CONSTITUCIONAL”. Así pues, si bien las leyes burocráticas que contemplaban la prohibición del plurisindicalismo no quedaron extirpadas del sistema legal, sí perdieron positividad.

Luego, esa perspectiva se consolidó a partir de las reformas constitucionales de 2011 que definieron que los Derechos Humanos contenidos en Tratados Internacionales formarían un bloque junto con aquellos otros consagrados en la Constitución Federal; de tal suerte, cobraron plena aplicatoriedad los Convenios de la OIT: el 87 (suscrito por México desde 1950) y el 98 (ratificado por México días antes de que llegara a la Presidencia López Obrador). Ambos tratados, garantizan la libertad sindical.

En el sindicalismo magisterial de Veracruz las organizaciones gremiales distintas al SNTE siempre han padecido lo disparejo del piso bajo con el pretexto de que son “minoritarias”. Pero el punto más álgido se alcanzó con el tema de las llamadas “comisiones sindicales”, entendidas como aquellos permisos con goce de sueldo que se habían otorgado a los dirigentes sindicales para que ejecutasen las gestiones de los afiliados a sus organizaciones.

Ahora que está de moda hablar de “nados sincronizados”, me atrevería a destacar uno: la dirigencia nacional del SNTE reveló que había emprendido una afiliación masiva de sus socios a Morena, y los sindicatos “minoritarios” de Veracruz se encontraron con que la SEV emprendió una campaña denominada “Maestro al aula”, que se tradujo -básicamente- en que concluían las comisiones sindicales y los dirigentes de los sindicatos “pequeños”, tenían que regresar a dar clases, so pena de ser cesados.

Empero, todo ello (que se suscitó entre altisonancias, ánimos encendidos, tomas de oficinas, y amenazas de cese), encontró otro “nado sincronizado”, pero en sentido contrario:

El 22 de noviembre de 2024 se publicó en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación la tesis con registro digital 2029560, Décimo Cuarto Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, de rubro “LICENCIAS PARA EL DESEMPEÑO DE COMISIONES SINDICALES SOLICITADAS POR SINDICATOS MINORITARIOS. SU OTORGAMIENTO NO PUEDE CONDICIONARSE A LA PREFERENCIA QUE EL SINDICATO MAYORITARIO PUEDA TENER SOBRE ESOS PERMISOS”.

Y el 15 de agosto de 2025, en el Semanario Judicial de la Federación, se publicó la tesis del Segundo Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, de rubro “LICENCIAS PARA EL DESEMPEÑO DE COMISIONES SINDICALES SOLICITADAS POR SINDICATOS MINORITARIOS. DEBEN OTORGARSE EN FUNCIÓN DE LAS NECESIDADES QUE HAGAN POSIBLE SU EFICAZ FUNCIONAMIENTO Y NO CONFORME AL NÚMERO DE TRABAJADORES AFILIADOS”.

En ambos criterios, el Poder Judicial Federal sostuvo, en esencia, lo mismo: todos los sindicatos deben recibir el mismo trato y tener el piso parejo; pero son tesis que emanaron de “aquel” Poder Judicial Federal, ése que se desmanteló para abrir camino a los impartidores de Justicia electos recientemente. Por tanto, me pregunto si tales criterios serán o no desmontados en el futuro próximo. Mientras tanto, serían útiles como andamiaje legal para que los sindicatos “minoritarios” de la SEV exigieran un trato idéntico al que tiene e l SNTE.

Así, es en tal escenario, que se produce una propuesta de reforma que -a la voz de “me canso ganso”- será aprobada la próxima semana para entrar en vigor de inmediato, y que tenderá a purgar el “exceso” de sindicatos, destacadamente, en la SEV. Si se tienen dudas sobre esta posibilidad, la respuesta se obtendrá en menos de un año: ¿cuántos sindicatos magisteriales “minoritarios” sobrevivirán?

Y está claro, también, qué sucederá con aquellos que cuestionen la bondad de la reforma: de entrada, les gritarán “¡fascistas!”.

 

*Académico de Número de la Academia Mexicana de Derecho del Trabajo y de la Previsión Social.