Por Uriel Flores Aguayo
Para medio entender lo que pasa en México y entendernos en la sociedad, es importante basarnos en datos, hechos, diálogo, crítica, verdades y apertura al conocimiento. Cualquier propuesta que vaya en sentido contrario es ociosa, inútil y desgastante. Es fundamental para apostar al desarrollo en general despegarse de los dogmas. Siempre será sano y efectivo practicar el pensamiento libre, con la idea de ser mejores ciudadanos.
Las cuestiones de fe son normales en las religiones, llevarlo a la política produce odio y masas amorfas. Hay que esclarecer en qué se cree y qué se apoya, en qué tipo de proyectos se participa y cuáles son sus significados. No es correcto ni trascendente que se asuma un rol de seguidismo a figuras artificiales y a la propaganda. Debe haber algo más de contenido para que valga la pena.
Los dogmas deben superarse, pasar a los análisis serios y al sentido común: en nuestro país las estructuras económicas y políticas no se han modificado en lo fundamental, somos una economía de mercado o capitalista, no sostenemos lucha de clases, no somos víctimas del “imperialismo”, nuestro comercio internacional se traduce al T-MEC y se realiza fundamentalmente con los EEUU, no deberíamos apoyar dictaduras, hay que dejar atrás la broma del perdón español, el pueblo (ciudadanía) es pueblo y eso no lo hace sabio ni mágico, por salud política y mental debemos alejarnos del odio. Esa es la realidad, punto de partida para las propuestas de nación; no es con ocurrencias ni palabras domingueras como se dará sustancia a un planteamiento de gobierno.
En estos tiempos del internet, de ausencia de ideologías, de mayor esperanza de vida y de la violencia criminal que ejerce un poder paralelo, hay que hacer esfuerzos intelectuales, de apertura e inclusión, de diálogo civilizado para salir adelante como un país fuerte y justo. Continuar la ruta de la fácil polarización y hegemonías ficticias es el camino más seguro para el desastre y la intrascendencia. Para avanzar positivamente los pilares son la educación, el conocimiento, la cultura y la paz.
Recadito: la obstrucción de las paradas del transporte urbano por taxis, es muestra de corrupción oficial.