Quebradero

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¿No pasa nada?

 

Por Javier Solórzano Zinser

A pesar de los asuntos sensibles que pasan al interior de Morena, pareciera que al final todo termina en el “no pasa nada”.

La respuesta a esto, llamémoslos problemas, es que en la mayoría de los casos se coloca en lo externo la razón de los problemas o señalamientos internos.

Más allá de que de manera regular ante el surgimiento de críticas o información fundamentada sobre lo que pasa con las y los morenistas se responda invariablemente que son “campañas” en contra de la 4T, lo cierto es que difícilmente se ven al interior.

También suele suceder que, como lo hace la Presidenta, se responda a preguntas sobre estos temas en la mañanera que le pregunten al personaje en cuestión. Por las razones que se quiera, Fernández Noroña, por lo regular, logra evitar cualquier observación o crítica interna, incluyendo las que eventualmente tenga la Presidenta, sobre las críticas y observaciones que se le hacen al viajero senador, hoy en Palestina. No se ve por ningún lado que la mandataria vea con buenos ojos la estridencia del legislador.

El senador tiende a responder pasando a la ofensiva, más que explicando las razones de las críticas que se le hacen. Logra distraer la atención de los planteamientos originales. No le ha dado resultado en algunos casos, pero logró evadir momentáneamente el tema del avión diciendo que el candidateado dueño de TV Azteca le había pagado el avión para ir a Coahuila.

Al final no pasó nada, porque en Morena a nadie llaman a cuentas. La oposición no tiene los votos para hacerlo y la mayoría ha optado por mejor ni preguntarle, porque pareciera que andan bajo el síndrome de “no se vaya a enojar más”.

El legislador se ha convertido en un problema para el Gobierno y el partido, pero han decidido entrar en el terreno de haga lo que haga “no pasa nada”. En Morena y el gobierno poco han reparado en las secuelas que esto puede traer, porque si bien andamos en los terrenos en que todo se le resbala al partido mayoritario las consecuencias recaen en lo interno. En Morena deben saber que los problemas de a de veras no están afuera sino adentro.

El gobierno y el partido no pueden hacer como si no pasara nada y en la justificada crítica que se ha hecho al verano viajero de conocidos personajes con posiciones estratégicas en Gobierno y partido.

El asunto tiene dos vertientes. Por un lado, las consecuencias que se puedan venir entre la militancia, en encuestas internas ha quedado claro que ya hay repercusiones, a pesar de que sigan con la narrativa de que hay “campañas” en contra de los personajes, el partido y el Gobierno.

Por otro lado, tendrían que preguntarse si esto es lo que quieren para su partido, o sea sus militantes y simpatizantes, a quienes les aparecieron condiciones económicas favorables que los está llevando a hacer aquello que dijeron que no harían y además criticaron severamente.

Cuauhtémoc Blanco es otro de los casos del “no pasa nada”. A pesar de lo que rodea al diputado optan por el silencio y por respuestas simples, como la de que ahora sí se pasará estricta lista de asistencia.

Al ex del América López Obrador lo colocó en el Legislativo para cubrirlo, a pesar de los deseos que tenía el exfutbolista de acceder a otros cargos. El diputado tiene además observaciones del gobierno morelense por su gestión, sin pasar por alto los señalamientos de abuso sexual que se encuentran en proceso.

Hay muchos casos más, las inundaciones son un trágico ejemplo reciente de ello.

La cara de un partido es la de quienes lo conforman, y más si son gobierno. Aunque hagan como si no pasara nada, tarde que temprano pasa.

RESQUICIOS.

Como se esperaba le fue bien en su comparecencia a Omar García Harfuch. Las y los legisladores de la mayoría no se atrevieron a decir que el reconocimiento se debe a lo que ha hecho y a que dejó atrás eso que llamaban abrazos no balazos; en tanto, que a la oposición si algo le importó fue precisamente que se acabaron los abrazos y llegaron los balazos.