Quebradero

Share

La oposición y el nuevo régimen

 

Por Javier Solórzano Zinser

La oposición tiene que diseñar sus estrategias políticas pensando en que no solamente está diluida, sino que está ante un nuevo régimen que está concentrando los Poderes.

El gobierno y la mayoría tienen un descarado menosprecio por la oposición. La ven como algo menor, y para construir el nuevo régimen la han focalizado como un mal necesario. La oposición se ha convertido en un espectador político que podrá manotear y tener razón en muchos asuntos, pero, al final, todo resulta intrascendente ante la abrumadora mayoría y, sobre todo, ante una narrativa que cada vez es más difícil sortear.

El partido en el poder se dedicó a lo largo de estos años a materialmente deshacerse del pasado. Las 20 reformas que planteó López Obrador el 5 de febrero de 2024 son el elemento clave para entender lo que hoy está pasando, la herencia está a la vista.

En el papel pareciera que poco o nada podrá hacer la oposición ante el nuevo régimen. Todo está diseñado para que las reformas construyan, no solamente una fortaleza política con la actual clase gobernante, sino que en el camino la oposición o el pensamiento diferente en la mayoría de los casos pasen a segundo plano.

El rompimiento del PAN con el PRI, en su relanzamiento, se puede volver intrascendente, porque las alianzas de la oposición, a estas alturas, poco o nada alcanzarán para vencer a Morena.

El oficialismo está fortalecido y camina bajo una nueva estructura política y social, la cual difícilmente podrá ser vencida en el corto y mediano plazo.

Es cierto que las alianzas podrían provocar escenarios más competitivos, pero bajo las actuales condiciones de un nuevo régimen hecho a imagen y semejanza del proyecto de la 4T, no se ve por dónde pudiera abrirse una rendija para vencerla. Más bien parte del proyecto de reformas está en línea directa a fortalecer y consolidar al Gobierno.

No está de por medio necesariamente un proceso de consenso democrático. A partir de ahora serán las consultas y las encuestas las que seguirán determinando el rumbo de lo que quiere el oficialismo.

La consulta sobre si continuar o no con la obra del aeropuerto de Texcoco fue el punto de partida para todo lo que, posteriormente, se vino dando. Ninguna de las encuestas hechas por el gobierno ha alcanzado resultados de credibilidad y certidumbre. La consulta sobre el aeropuerto es el ejemplo de lo que se ha venido dando a lo largo de los años que lleva la 4T en el poder.

¿Tiene capacidad de maniobra la oposición bajo las actuales condiciones con el nuevo régimen? Todo indica que no. La razón es que se conjuntan dos elementos que en este momento son algo así como una tormenta perfecta.

Por un lado, la oposición juega un papel menor y no tiene hacia dónde asirse, porque Morena tiene el control real del territorio. Después de cada elección ganada por el partido mayoritario, inmediatamente regresan al territorio para agradecer y seguir trabajando. En este sentido, los programas sociales juegan un papel verdaderamente significativo en todos los sentidos.

Por otro lado, las condiciones bajo las cuales se establece el nuevo régimen le quitan posibilidad de participación en el Poder Legislativo y Judicial, a la vez que se va  perfilando lo que será la reforma electoral, la cual es el mecanismo de participación político-electoral, para que la oposición pueda jugar un papel importante e influyente.

No se ve por dónde puedan abrirse espacios para la oposición. Las contradicciones del gobierno, sus errores, la discrecionalidad en el uso del presupuesto, la corrupción, la anarrativa que se ha creado de que las cosas van bien bajo una suerte de nueva verdad, no lo sacuden.

El Gobierno está fortalecido y la mejor manera de consolidarlo está siendo la creación del nuevo régimen.

RESQUICIOS.

Dice Marcelo Ebrard que la revisión del T-MEC lleva un avance del 90%. “Espero, dijo, que no tenga cambios sustanciales”, en medio del ruido, ya veremos.