El arte frente al abismo: László Krasznahorkai el Nobel de Literatura 2025

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Por Sandra Luz Tello Velázquez

Cuando la realidad parece desmoronarse bajo los escandalosos ruidos del conflicto y el caos, hay premios que celebran la resistencia y se transforman en una súplica silenciosa a favor del arte como última frontera ante el derrumbe moral. Reconocer a László Krasznahorkai con el Nobel de Literatura 2025 no es solo un gesto académico, sino una mirada dirigida a la victoria de mantenerse humano.

El escritor húngaro prefiere tocar el piano antes que explicarse con pragmatismo. Crea desde la frontera en donde la belleza y la devastación se tocan. La crítica ha considerado que sus novelas son difíciles y exigentes por sus temas distópicos y melancólicos.

En Tango satánico, Melancolía de la resistencia o Herscht 07769, avanza entre incendios y ruinas, pero también entre destellos de música y espiritualidad. Su literatura busca despertar, sus frases largas como un pensamiento que no se rinde mantienen el estilo de la posmodernidad. Su obra convincente y visionaria reafirma el poder del arte como un acto de resistencia contra la superficialidad contemporánea, esa que él mismo denuncia cuando sentencia que las preguntas esenciales no habitan las redes sociales.

Krasznahorkai no escribe para distraer del horror, sino para recordarnos que el horror también puede representar belleza. En la  expresión: “La amargura es la más profunda inspiración”, la cual dijo al conocer su premio, se presenta como una confesión que cifra la herencia de Kafka y Bernhard, de quienes toma la lucidez como condena y el absurdo como espejo.

Cabe señalar que, el conjunto de su obra es una plegaria que pide atención, no salvación y en esa atención está la posibilidad de redención libre de ilusiones.

En un mundo que ha confundido el brillo con la verdad, Krasznahorkai devuelve al arte su poder de mirar sin narcotizarse y ha construido una poética universal de la fragilidad. La música, la soledad y el pensamiento son sus refugios frente a una época sombría que ya no sabe detenerse en el silencio y, a pesar de sentirse triste por el estado del mundo sigue escribiendo.

Es probable que el mayor acto de valentía de László Krasznahorkai sea continuar escribiendo en un mundo que arde, su valor se encuentra en comprenderlo, contemplando el abismo y encontrando el resplandor del arte como una forma de fe.