Ricardo García
El verano vino y se fue
Los inocentes nunca pueden durar
Despiértame cuando termine septiembre
Green Day
Desde la RedUV por la Legalidad, tanto como desde los diferentes grupos surgidos de ésta (que ya se despliegan a nivel estatal), conformados todos ellos por diversos miembros de la Comunidad UV; miembros que cardinalmente se resisten a la ilegalidad de la prórroga otorgada al ex rector C. Martín Gerardo Aguilar Sánchez, la visibilización de las complicaciones de la trama política, sobrevenidas por la ruptura de la ley -por parte de quien debiera ser su principal garante institucional- muestran diversos aspectos que pasan desapercibidos para las herramientas de una psicología reduccionista, puesta en juego a través de una noción pobre de la subjetividad a la que el propio movimiento de usurpación del cargo se subsume: la psicología de la conciencia y de la conducta.
Desde luego, algunos de los aspectos del movimiento de resistencia -y de sus abordajes- poseen un carácter psicosocial, o claramente psicológico y han sido estudiados ya por algunos reputados investigadores de la propia UV desde el momento en que se pone en acto una lectura falseada de la ley y de sus lamentables consecuencias, sobra decir… que nos enturbian gravemente en estos momentos.
Es así como paradójicamente se han ido acumulando algunas investigaciones empíricas y reflexiones conceptuales que curiosamente no tienen cabida en la psicología política de “Las Lomas”, no por falta de relevancia o de valor intrínseco, sino por una incompatibilidad epistemológica en la que podemos desentrañar una profunda contradicción político-ideológica. Esta contradicción enuncia que la psicología política de la que se sirve la cúpula en el poder, (atreviéndose incluso a citar autores de la talla de Hannah Arendt o Paulo Freire de la manera más desprolija e instrumental),[1] no sólo deba renunciar a toda clase de hallazgos fundamentales que le resultan discordantes, gracias a la ceguera teórico-técnica que su conservadurismo les produce; (conservadurismo lamentablemente compartido por quienes se asumen “neutrales” ante la prórroga), sino que para mala suerte de los de Las Lomas… se convierta en un campo de estudio prolífico y rico en estrategias para quienes tenemos posicionamientos radicales, como es el caso de la Red UV por la Legalidad, Académicos por la UV, Consejeros UV por la Legalidad, etc.
La RedUV por la Legalidad, y los mencionados grupos subrogados, han visibilizado de múltiples maneras la encrucijada en la que por ejemplo se ha puesto a mandos medios y superiores, quienes deben decidirse entre dos vías igualmente insatisfactorias al ser promovidos en sus cargos. Una es la triste conversión personal en la que cada uno simplemente ha dejado de ser lo que era, reniega de su pasado ético, abandona su posicionamiento más honesto y se alinea de un modo sometido al conservadurismo de su nuevo trabajo de gestión y administración. Otra posibilidad para ellos es la disociación esquizoide en la que se puede mantener una postura crítica aunque paralelamente se adopta una acción conservadora ante los mandatos del grupo en el poder, representado por el ex-rector. Esta segunda vía conduce finalmente -cuando el funcionario se torna un miembro más de la ciudadanía; cuando va al supermercado o al cine- a la desgarradora condición existencial de aquel que desarrolla una acción ética, justa y honesta en las calles, mientras cumple con su función académico-administrativa reaccionaria e incluso anti-sustentable, anti-Derechos Humanos y anti-Gobernanza Universitaria en foros, diálogos “inclusivos”, textos y demás medios en los que desarrolla su limitada psicología política.
En la propuesta actual de la “rectoría”, en la que se aplica la psicología política reduccionista a los ejes de la conciencia y la conducta, un activista de la RedUV por la Legalidad está condenado a ser lo que es. Debió previamente elegir entre ser un defensor de la Ley y el orden social, o… ser un psicólogo político plagado de sometimiento, de “buenas intenciones” y de nulos resultados para el beneficio colectivo (y no sólo de las cúpulas), escudado en su “neutralidad y su “perfil bajo”. Las dos opciones son mutuamente excluyentes. Algunos, ya nos hemos enfrentado a ese predicamento en el pasado, y hemos elegido -décadas atrás- (y seguimos eligiendo) ser sociólogos, psicólogos, historiadores, literatos, psicoanalistas, matemáticos, etc. críticos, en lugar de ser un sencillo psicólogo político forjado en la comodidad de los beneficios inmediatos y por lo tanto irremediablemente antirrevolucionario. Hay que elegir y sólo hay dos posibilidades: o asumir la lucha por la restitución de la ley (y su acatamiento), o asumir los preceptos reduccionistas de la psicología política que conducen irremediablemente al caos social. No se pueden tener las dos cosas a la vez en el momento actual. Si queremos recuperar lo que el Dr. Alberto Olvera denomina “el pacto moral”, sobre el que se apoya el funcionamiento de la ley dentro de la Universidad Veracruzana, debemos hacerlo en la calle, apelando a la sociedad civil, a las autoridades superiores, a través de los periódicos y otros canales de lucha de nuestra organización en defensa de la legalidad y no respondiendo a las paradojas en las que pretende envolvernos la psicología política de “Las Lomas”. ¿Por qué debemos participar en foros “incluyentes” por la “excelencia” organizados por una administración francamente excluyente? ¿Por qué debe legitimarse una Junta de Gobierno poco o nada confiable, a partir de nuestra participación en consultas cuyos resultados ya no muchos creen?
Recuerdo a mis estudiantes de primeros semestres que se obstinan en que es posible “hacer el cambio” a partir de las herramientas básicas de una psicología política que no se preocupa por desarticular para su estudio y reelaboración los intrincados mecanismos de la subjetividad a la que estamos acostumbrados desde toda postura crítica, particularmente desde Marx y Freud con una mediana dignidad epistémica.
Así, no basta citar autores de manera artificiosa, buscando en un discurso efectista convencer pedagógicamente a las masas de que es correcto desacatar las normas y sostener utópicamente un nuevo orden para la Institución sobre esa base contra-cultural en una sociedad del espectáculo.
[1] https://www.uv.mx/prensa/general/uv-poza-rica-tuxpan-construye-colectivamente-el-futuro-institucional/