Efecto teflón. ¿Cuánto les durará?
Por Javier Solórzano Zinser
Mientras la oposición siga teniendo como una de sus estrategias esperar que los errores y horrores del Gobierno y la mayoría aparezcan más vale que sigan esperando.
No es que no haya equivocaciones, más bien el país tiene a la Presidenta y a Morena bajo el efecto teflón. Hagan lo que hagan les va en lo general bien, podrán aparecer problemas en lo inmediato, pero a mediano y largo plazo todo se acomoda en su favor.
No es tan cierto aquello de que somos el país en donde no pasa nada. Pasan muchas cosas cotidianamente. La cuestión está en que sigue con gran fuerza algo así como el halo que protege al Gobierno y a su partido de todo aquello que pudiera comprometerlos.
No se ve que esto vaya a cambiar. Al ser dueños de la narrativa logran tener el control del discurso, el cual permea de manera francamente sencilla entre la mayoría de los ciudadanos. Los programas sociales son, en este contexto, estratégicos, pero pensar que sólo es esto es un error, Morena se ha dedicado a trabajar sistemáticamente en territorio. Los ciudadanos no encuentran alternativa porque no la tienen enfrente. Para ellos y ellas lo importante es que se cumplan estrictamente los programas sociales aderezados con mítines, reuniones partidistas y todo lo que en Morena cada vez se va trabajando mejor.
Son dueños del poder, de la narrativa, de buena parte del territorio, del Ejecutivo, del Legislativo y ahora del Poder Judicial. El país lleva un rato bajo esta dinámica que se ha ido convirtiendo en una forma de gobernabilidad, interacción, en suma, es lo que llaman el nuevo régimen.
La oposición se la pasa dando bandazos, a lo que hay que sumar que la mayoría la ha ido aislando por las buenas y por las malas.
En lo inmediato el principal problema para el Gobierno y su mayoría está al interior. Se van agolpando problemas en el gobierno, los gobiernos estatales, los municipios y en el partido, de tal manera que por momentos ya no alcanza la narrativa de minimizar lo que sucede, o de evadir las cosas bajo argumentos como el que son nuestros adversarios que quieren que nos vaya mal.
Se ha querido ir dando la vuelta a la página en el tema del huachicol y el huachicol fiscal bajo la idea de que hay un mea culpa en la Secretaría de Marina, lo cual pareciera que en automático terminaría con el problema.
Es evidente que no es así. Si no hay una investigación profunda todo va a quedar en uno más de los asuntos en donde se cometen fraudes escandalosos y en los que efectivamente se aplica aquello de que no pasa nada; es cuestión de ver lo que ha pasado con Segalmex; con la Estafa Maestra; y lo que puede pasar con La Barredora y ahora con el huachicol fiscal.
Es importante la autocrítica de la Marina. La dependencia hizo público lo privado y asumió las consecuencias. No quedaba otro camino que asumir las responsabilidades porque ya no había forma de esconder lo que estaba a la vista y porque cada vez hay más evidencias del problema, lo que incluye la muerte de varios marinos que presumiblemente estaban involucrados en el asunto; a lo que hay que agregar los 170 mmdp del fraude por huachicol fiscal.
El Gobierno está trabado en el asunto de hasta dónde llegan las responsabilidades en este tema, de las cuales ya se tenían claros indicios de su existencia desde hace tiempo.
La Presidenta se ha echado para adelante. Sin embargo, o no tiene toda la información; la tiene y la está administrando, esperando el momento idóneo; está buscando conciliar o algo parecido con el inquilino de Palenque; o de plano está buscando que pase el tiempo. Lo que fuera no tiene otra alternativa que actuar, quizá contra su propia voluntad.
El huachicol fiscal y sus secuelas alcanzan indirectamente los rumbos de su antecesor.
RESQUICIOS.
En medio de las patadas de ahogado, resulta que el presidente del PRI denunció al senador Adán Augusto López ante la DEA y FBI por crimen organizado, andan corriendo por su vida.