TODO EL PODER Y TODA LA RESPONSABILIDAD
Por Mónica Camarena Crespo
La destrucción de las instituciones y los poderes en México lo inició Andrés Manuel López Obrador y dejó el encargo de concluirlo a Claudia Sheinbaum. Así se hizo.
Se consumó el golpe de estado y con ello, se instaura un nuevo régimen, de esos muy peligrosos, sin contrapesos, sin transparencia, sin rendición de cuentas, con venganzas por ejecutar.
Con la elección por voto popular de las personas juzgadoras se politizo la justicia y con ello se acabó la independencia judicial. Los ministros que fueron seleccionados previamente y sus nombres plasmados en acordeones, hoy se deben a los otros dos poderes en manos de Morena, el legislativo y el ejecutivo. Ahora todos son equipo, trabajan para sí mismos.
México en el camino del totalitarismo, la acumulación de poder, con todas sus consecuencias. Una característica de los estados totalitarios es que se logre que un único partido político sea la espina dorsal del régimen.
Un líder cuya autoridad es incuestionable y al que se obedece de forma ciega a través de una férrea disciplina. Como es lógico ese líder es el máximo gobernante y su poder –al controlar el partido y el estado- es prácticamente absoluto.
Todo ello por lo que antes se lucho para que no volviera a pasar, hoy es una terrible realidad. Pero ese poder absoluto tambien es en una misma dimensión, la responsabilidad directa de todo lo bueno y malo que le suceda al país.
Ya no hay a quien echarle la culpa, la diminuta oposición en México no representa el mayor problema para un regimen totalitorio.
El escritor e historiador Enrique Krauze apunta en un impeclabe texto titulado, Así murió la república: “Una reforma de justicia era más necesaria que nunca, pero la implementada por Morena, más que corregir, ha destruido la división de poderes, la tradición jurídica y la profesionalización. El daño lo pagarán las futuras generaciones”.
La presidenta y Morena tienen todo el poder, por eso hay que exigirles que se pongan a gobernar y como ellos no comparten, ya no hay pretextos para enfrentar las atrocidades que se siguen padeciendo.
Ágora
En Tuxpan se respira miedo. La ciudad se apaga a las 8 de la noche por el temor a la inseguridad que se vive. Nadie hace nada, que desvergüenza que vayan a decir que es un polo de desarrollo. Ningún lugar puede desarrollar nada cuando están a merced de la delincuencia, por cierto, bien organizada.
X: @monicamarena