Quebradero

Share

Si alguien sabe es el Mayo

 

 Por Javier Solórzano Zinser

Era cuestión de tiempo para que Ismael Zambada se declarara culpable.

No tenía capacidad de maniobra ante lo que en otro tiempo fue la inminente aplicación de la pena de muerte.

El Mayo sabe mucho. Sus 50 años en el narcotráfico lo llevaron a tener relación con todos los componentes de la sociedad mexicana. Sus redes llegaban a EU. Ha sido un hombre que, a pesar de estar reconocido por ser brutal y vengativo, se reconoce como negociador al interior de los grupos de la delincuencia organizada.

Como suele suceder en el narcotráfico, El Mayo iba a terminar en la cárcel a través de una traición. Lo otro era morir en enfrentamientos con la autoridad o con grupos antagónicos. Tuvo la gran virtud de saber acomodarse a lo largo de los 50 años en que jugó un papel preponderante en el mundo del narcotráfico. Estuvo por lo general a la sombra. Pocas veces se supo de él, pero se reconocía como un factor estratégico al interior del Cártel de Sinaloa.

El Mayo se le vino encima la traición, antes que la detención o la muerte. El Gobierno mexicano no puede hablar en este caso de colaboración. Zambada fue llevado contra su voluntad a un avión desde Culiacán para ser entregado a las autoridades estadounidenses. La traición vino del propio Cártel de Sinaloa.

Con cierta razón, el abogado de Ovidio Guzmán ha dicho que no entiende la súbita preocupación del Gobierno por El Mayo, dice con profundo sarcasmo que pasaron más de 50 años y nunca estuvieron ni cerca de detenerlo.

El secuestro de Zambada sigue siendo un enigma en nuestro país. Las autoridades de Sinaloa aseguraron que uno de los personajes con los cuales se iba a reunir el narcotraficante, había sido asaltado y asesinado en una gasolinería, en el cinismo presentaron un video.

Días después la FGR desmintió todo categóricamente. Nos acabamos enterando de lo que pudo haber sucedido a través de la carta que Zambada dio a conocer a través de su abogado en donde dice que a Melesio Cuén lo habrían asesinado en el mismo lugar en que fue secuestrado. Es el mismo rancho en que habría sido convocado el gobernador de Sinaloa quien asegura, con más vehemencia que pruebas, que estaba en Los Ángeles.

El Gobierno mexicano todavía no ha dado una explicación clara de todo esto. Se entiende que quiera que EU ofrezca información sobre el secuestro de Zambada, pero quizá antes debería de dar una explicación muy clara de lo sucedido en el rancho donde se presentaron los hechos.

Es cierto que México y EU han estado colaborando en materia de seguridad. La semana que entra conoceremos cuál es el acuerdo y en qué términos está el documento que firmará el Gobierno con Marco Rubio, secretario de Estado de EU.

Sin embargo, en uno de los casos más importantes para los dos países la colaboración fue nula, quizá en buena medida por la desconfianza en la autoridad mexicana y, sobre todo, por los tentáculos de El Mayo.

El abogado del narcotraficante asegura que no se negoció y que lo que sabe El Mayo se va a quedar en El Mayo. El argumento no pareciera tener que ver con la realidad, porque si así fuera no hubieran hecho a un lado la petición de la pena de muerte.

Por supuesto que Zambada sabe y sabe mucho. Lo importante es cómo van a ir administrando la información por parte de las autoridades de EU y qué tan dispuestos están por compartirla con México para que el Gobierno vaya mano ante el eventual caso de denuncias, particularmente a la clase política.

El Mayo ha quedado fuera de la jugada. Lo más importante para que él pueda negociar y vivir “lo menos mal posible” en la cárcel, es ofrecer lo que sabe que si alguien lo sabe es él.

RESQUICIOS.

Después de ver, sobres amarillos, elecciones dirigidas, viajes, joyas, casas, desplantes, guaruras, camionetas, compra de votos en el Congreso, defensa ignominiosa de legisladores, ataques a periodistas y más, parafraseemos a José Emilio Pacheco: no vayamos a terminar siendo lo que nunca quisimos ser.