Quebradero

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Cubetazos

 

Por Javier Solórzano Zinser

Asunción, Paraguay. – A pocos meses que tomó posesión Claudia Sheinbaum se empezó a definir el futuro de Morena

La Presidenta tiene otras maneras y en muchas cosas es diferente al abrumador expresidente. El control que ejerció López Obrador fue definitivo para que las tribus se movieran lo menos posible. No dejaron de hacerlo, pero el tabasqueño era el fiel de la balanza.

Durante varios años se encargó de colocar las piezas como quería. Colocó candidatos a gobernadores, legisladores y, sobre todo, colocó a sus muy cercanos en su gabinete, las secuelas están entre nosotros.

Muchos personajes que tuvieron la bendición de López Obrador hoy están, en algún sentido, soltando las manos, entendiendo que en buena medida el futuro del principio y termina en Morena.

Ya estamos viendo rounds de toda índole. Desde los de sombra hasta los que ya están entrando en los terrenos de los cubetazos. Las y los morenistas en muchos casos están tratando de ubicarse con sus grupos dentro del partido. Saben la relevancia que tiene el que tengan posiciones de fuerza, ya sea por ellos o por los grupos a los que pertenecen.

Andrés Manuel López Beltrán está significando la propuesta fallida de colocar en el partido a personajes que se presumía podían ir paso a paso subiendo escaños para ser claves en dos niveles: por un lado, aspirar a la Presidencia del país y, por otro, formar grupos que lo cobijaran y lo fortalecieran.

No se ve por dónde López Beltrán pueda volver a acomodarse. Lo que ha sucedido con él destapa una gran cantidad de dudas sobre su integridad, colocándolo como una muy mala imagen que alcanza al expresidente. Sin duda lo pueden reinventar, pero lo cierto es que las cosas por ahora no están de su lado y, además de todo ello, no se alcanza a ver cómo pudiera recuperarse entre los propios morenistas.

Sin haber hecho mucho, de la noche a la mañana fue colocado en un cargo estratégico dentro del partido, la Secretaría de Organización. Muy pronto dilapidó sus posibilidades. No sólo fue el multicitado viaje a Japón, por aquello de que estaba cansado, también fue la elección de Durango donde nadie lo va a reconocer en Morena. En su intento por ganar las elecciones negoció con personajes que si algo estaban tratando de hacer era dejar su pasado para acomodarse en lo que consideraban su presente y futuro.

A partir de esto, muchos grupos se reacomodaron al interior del partido. No es que López Obrador haya perdido fuerza, pero lo que sí se va visualizando es que pensando en 2027 y 2030, que tarde o temprano llegarán, se tendrán que buscar nuevos cuadros que pudieran llenar ese futuro que intente extender la existencia de Morena en el poder, lo cual era uno de los grandes objetivos del expresidente; se trata de llegar para quedarse no para estar un rato.

No son casuales las confrontaciones en el partido. Sin un fiel de la balanza tan contundente, abrumador y poderoso como López Obrador, los grupos se empiezan a mover buscando el control del partido porque desde ahí surgirán las candidaturas.

El problema que tiene el Gobierno y su partido es que tiene una muy baja capacidad de autocrítica, lo que lleva a que los errores, los problemas y la corrupción sean materialmente metidos debajo de la alfombra, y esto tarde que temprano puede repercutir en la gobernabilidad y en el radar ciudadano.

Por lo pronto, no se ve quién los vaya a quitar, pero tampoco se ve un terreno de cohesión interna. Todo esto les puede salir muy caro, a pesar de que la oposición vive en la ausencia.

No vaya a ser que acaben a cubetazos.

RESQUICIOS.

Los Juegos Panamericanos de la Juventud, aquí en Asunción, están entrando a su final. Todo apunta a que Brasil será campeón de los juegos. México podría terminar en cuarto o quinto lugar. Lo importante para el deporte nacional es que han aparecido extraordinarios competidores. En clavados se confirma que tenemos futuro, más allá del extraordinario presente encabezado por Osmar Olvera.