1 junio. La broncota vendrá después
Por: Javier Solórzano Zinser
Desde hace varias semanas está echada a andar la maquinaria del Estado para que la elección al Poder Judicial del próximo domingo sea mínimamente rescatable.
Las muchas imprecisiones de la reforma han sido consideradas como temas menores bajo la justificación del “proceso inédito”. El problema es que fue tanta su prisa y su aislamiento en el proceso de debate y aprobación que lo que se tiene son un conjunto de imprecisiones que están afectando su desarrollo sin que les importen las consecuencias de ello.
La mayoría en el Senado le ha exigido al INE que revise las candidaturas cuando fueron los comités de selección del Congreso, la Presidencia y, parcialmente, del Poder Judicial, los que determinaron quiénes entraban y quiénes no.
Ahora le pasan la pelota al INE para desafanarse de una responsabilidad y una serie de errores que son únicamente de los dos Poderes, particularmente Legislativo, porque el Judicial optó por atender lo que el propio Poder Judicial le impuso: frenar la selección, porque estaba fuera del marco legal. El INE, por su parte, se la pasó resolviendo problemas que no eran de su competencia y pareciera que no consideró que para ello se pasó la ley por encima en más de alguna ocasión; terminó haciendo lo que no le correspondía.
Estamos en la parte final del proceso sin que quede claro cuál va a ser el desenlace. Es evidente que están apurados desde el poder. La razón se encuentra en que, sin dejar de reconocer lo inédito del proceso, se cruzan una cantidad enorme de factores que lo hacen cuestionable, confuso y cargado de incertidumbre.
Los gobiernos de los estados están metiendo las manos impunemente. Aquello de que no somos como los de antes está terminando por ser aún más delicado. Se han dado a la tarea de buscar a como dé lugar que las militancias no dejen de acudir a la elección del domingo.
La Presidenta ha optado por hacerse a un lado. Plantea que quien se debe responsabilizar de esto son el INE y el TEPJF, sin hacer un mínimo llamado de atención por las denuncias de los acordeones, entre otros elementos, que están entregando a los ciudadanos para decirles exactamente cómo votar y, sobre todo, por quién votar en medio de una enorme confusión.
Esta semana, seguramente, vamos a ver todo tipo de desfiguros con tal de “llevar” a los ciudadanos a las urnas. No quisieron escuchar a quienes tenían fundados argumentos respecto a la reforma, más bien les cerraron la puerta haciendo como que la abrían.
Argumentan que escucharon a todos y que habían hecho cambios en función de los foros públicos, cuando los cambios que se hicieron se debieron a las contradicciones, torpezas e imprecisiones del texto original de la reforma enviada el 5 de febrero del 24 por López Obrador.
No hay marcha atrás. El problema está en el champurrado en que estamos ante uno de nuestros principales problemas: la justicia. No hay duda de que se tenía que cambiar el Poder Judicial, pero no como lo están haciendo.
Seguramente se van a dedicar a ponderar el proceso del domingo, imaginemos la narrativa desde el domingo en la noche. Lo que les importa es el poder y tener el control del Poder Judicial.
Muchas y muchos de los aspirantes son idóneos para los cargos. El problema viene de origen. La reforma parte más que de un análisis del Poder Judicial de un estereotipo y de las rencillas de López Obrador, particularmente, con la Corte.
La Presidenta y Morena han heredado todo esto sin permitir al menos preguntarse los términos de la reforma. Para aprobarla se valieron del voto de un legislador abyecto que ya les terminó de ser útil.
Resolverán el problema del domingo, pero lo que viene después es un problema mayúsculo.
Se ven venir mapaches, acordeones, acarreos y hasta urnas embarazadas.
RESQUICIOS.
En pleno abuso del poder se ha coartado la libertad de expresión a El Universal y al destacado y acucioso periodista Héctor de Mauleón. Es un pasaje de lo que se puede venir después del 1 de junio.