Por Ruby Soriano
A seis días de haber rendido protesta como Presidenta de México, Claudia Sheinbaum ha mantenido a resguardo el tema de la seguridad.
Este rubro reviste una importancia central pues de él depende que el país recobre un estado de derecho que ha sido vulnerado frente a la impunidad con la que siguen operando las organizaciones criminales en distintas zonas del país.
La cifra de 198 mil 903 víctimas de homicidios dolosos con los que cerró el anterior sexenio, nos dan idea de la ausencia de un combate real a la guerra que se libra entre numerosas organizaciones delincuenciales.
Es urgente que en la nueva estrategia de seguridad pública se tomen en cuenta factores no sólo del orden común, ahora también se tiene que reconocer la relación político-criminal que le cuesta tanto trabajo reconocer a los gobiernos en sus diferentes niveles de gobierno.
La mano delincuencial se encuentra ejerciendo en varios órdenes que tiene que ver con política y gobiernos, ante lo cual, la nueva estrategia debe replantear no sólo la inteligencia, sino el combate frontal para obligar a poner en marcha acciones focalizadas y en territorios específicos.
Las batallas entre los grupos criminales que se libran en el norte, sureste, centro y otras regiones del país, han frenado la actividad económica en esos lugares, donde los empresarios se han convertido en rehenes de balaceras, ejecuciones y levantones.
A todo lo anterior, hay que agregar el cobro de piso que se ha establecido en varias regiones como una forma de amagar y controlar la actividad económica en muchas ciudades del país.
Para la Presidenta Claudia Sheinbaum hay un reto monumental que seguramente irá de la mano con los mandos de la milicia, donde se tiene que poner especial cuidado luego de las desatinadas acciones de los militares, que han derivado en la muerte de civiles.
El hombre fuerte de la seguridad en el actual gobierno, Omar García Harfuch en su carácter de Secretario de Seguridad tendrá que poner en orden todos los hilos de la madeja para iniciar algo que se vislumbra como un reto monumental.
Resultaría inocente pensar en que el actual gobierno no entre a la negociación con muchos de estos grupos delictivos, quienes seguramente exigirán mantener prebendas y privilegios para continuar en determinadas zonas de alta operatividad para sus acciones ilícitas.
Mientras se empiezan a acomodar las fichas, García Harfuch anunció una visita a territorio candente como Culiacán, desde donde dijo que era muy probable llevar al cabo, una reunión de todo el Gabinete de Seguridad del país, lo que se antoja desafiante frente a la ola violenta que se ha vivido en esa región en las últimas semanas.
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