Manifestantes en contra de la reforma judicial se trasladaron a las afueras de la sede alterna del Senado de la casona de Xicoténcatl para continuar con las protestas, lugar donde fueron reprimidos con gases por granaderos de la Ciudad de México.
“¡López Obrador es un dictador!”, gritaban los manifestantes mientras ondeaban banderas de México en las inmediaciones de Xicoténcatl.
Ahí, llegó un numeroso contingente de policías antimotines, conocidos como granaderos –los cuales, según el gobierno de la Ciudad de México, ya no existían como corporación de seguridad- quienes los rociaron con gas para dispersarlos e impedir su ingreso al recinto, de la manera como hicieron en la sede principal de Reforma.