Por Ruby Soriano
La democracia mexicana está de luto y con ella, miles de personas que, dentro de una sociedad civil, hemos atestiguado el aceleramiento de una destrucción política y social, donde el fanatismo, la autocracia y la corrupción, emergen como condiciones irrestrictas para cerrarle el paso a la pluralidad, a los contrapesos y a la posibilidad de disentir de opiniones o decisiones que de facto se dan como condiciones insustituibles para legitimar el ejercicio de la gobernanza.
Como en un circo de varias pistas, el ejecutivo federal liderado por Andrés López Obrador hoy ni siquiera colocó disyuntivas, sino que ubicó al pueblo de México, como testigo de una gran manipulación constitucional, donde fuimos de un aplastante voto de los consejeros del Instituto Nacional Electoral a favor de la sobrerrepresentación, al tiro de gracia para los organismos autónomos para llegar a la entereza que mantienen en el país, trabajadores, juezas, jueces y magistrados en un paro laboral con mucha dignidad.
Las aplastantes mayorías que disfrazadas de democracia ejercerán la aprobación de leyes en México y las riesgosas y amenazantes posibles reformas a la Constitución, levantan la alerta en un país donde hoy se vive la embriaguez del poder que va como un tsunami a gobernar con breves resquicios de oposición.
La aprobación de una enorme sobrerrepresentación de diputados morenistas y sus aliados reflejó que hoy en México, el organismo que tendría que fungir como un árbitro electoral está presidido por Guadalupe Taddei, quien está muy lejos de liderar con imparcialidad y erigirse como custodia de los intereses que llevaron a consumar la aplastante mayoría del partido morenista.
El panorama para la permanencia de los organismos autónomos en el país es desalentador, una vez que la decisión de su extinción tiene alta probabilidad de que se consume cuando se someta al voto del pleno de la Cámara Baja.
Lo mismo sucede con la Reforma al Poder Judicial pues a pesar de toda la presión y respaldo que está recibiendo el paro laboral de jueces, juezas, ministros y trabajadores, los morenistas advierten que durante la primera plenaria podrían consumar dicha reforma constitucional.
México está herido, es verdad. Nuestra democracia ha recibido puntales de ambición, autoritarismo y fanatismo político. Este país ha enfrentado sus propias guerras y revoluciones. Siempre se ha levantado una y otra vez. Quizá algunos verán y otros no lo veremos, pero vendrán tiempos de muchísimo trabajo y participación social. Es como empezar de cero, pero no podemos darnos el lujo de quedarnos inmóviles.
Voces, acciones y mucha participación siempre empujarán y presionarán a un autoritarismo letal. Que nuestras voces no se apaguen, que tengamos la fuerza, pero, sobre todo, la voluntad para resguardar lo que aún nos queda de democracia en este México, que una vez más, nos recuerda el riesgo de reafirmar una vocación como dictadura perfecta.
@rubysoriano @alquimiapoder