La literatura y los gatos

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Por Sandra Luz Tello Velázquez

Durante miles de años los gatos han sido parte en la vida del ser humano. Desde su ser salvaje hasta la domesticación, los felinos en distintas civilizaciones. fueron venerados como deidades y posteriormente se convirtieron para muchos en compañeros de vida insustituibles.

Los felinos son acompañantes silenciosos, fuentes de inspiración y, en muchos casos, personajes centrales en las historias literarias. La afinidad entre los escritores y los gatos parece curiosa, pero cuando se examina de cerca se revela una conexión natural, ya que los michinos son creaturas independientes, observadoras, y a menudo, misteriosas, rasgos atractivos para los artistas de las letras.

Los gatos pueden simbolizan un aspecto de la personalidad de los escritores, en ocasiones representan una faceta oculta, un rasgo enigmático o el deseo de libertad, son compañía en las horas solitarias de escritura, una especie de presencia mágica. Por ejemplo, en la obra de Julio Cortázar, el felino encarna algunos tópicos recurrentes, como el misterio, lo onírico y la dualidad.

Para Cortázar, los gatos encarnaban una filosofía de vida que lo fascinaba: la independencia, la elegancia natural, y el menosprecio por las normas humanas. En sus reflexiones es posible notar cómo veía en los gatos una especie de alter ego animal, eran seres que, a semejanza de sus personajes, navegaban entre diferentes dimensiones de la realidad con tranquilidad y misterio impenetrables.

El aprecio de Cortázar por los felinos es evidente en fotografías y palabras sobre Flanelle, su gato, quién se convirtió en presencia constante, pero silenciosa y fue testigo de muchas de las horas creativas del escritor argentino.

Otro caso significativo es el de Ernest Hemingway, célebre autor norteamericano. Su amor por estos animales es legendario, y su relación con dichos animales comenzó cuando un capitán de barco le regaló un gato polidáctilo (con más de cinco dedos en cada pata). Hemingway convirtió su hogar en n un santuario para felinos.

Por otra parte, el poeta estadounidense T.S. Eliot mantuvo una notable conexión con los gatos. En su obra Old Possum’s Book of Practical Cats desarrolla poemas humorísticos sobre los michinos, cada composición tiene personalidad y características únicas. Estos escritos reflejan la observación aguda y el ingenio del autor, así mismo su libro fue adaptado para crear el famoso musical Cats de Andrew Lloyd Webber. De esta manera la influencia felina de Eliot llegó a un mayor público.

Por último, Jorge Luis Borges también mantuvo una profunda afinidad con los gatos. En sus últimos años solía pasar largas horas en compañía de su gato Beppo, nombrado así por el personaje de Lord Byron. Para Borges, los gatos representaban el misterio filosófico, los veía como criaturas que parecían vivir entre dos mundos. En una ocasión aseveró: «Siempre preferí el enigma que suponen los gatos».