La noche del 2
Por Javier Solórzano Zinser
Nuestra democracia se la pasa cotidianamente a prueba. El próximo domingo todos estaremos a prueba, pero sobre todo, quienes participan en la búsqueda de un cargo público.
Por obvias razones las miradas estarán en la elección presidencial, pero habrá que atender qué sucede con los más de 20 mil cargos que están en juego, entre los cuales, en muchos casos, hay indicios de disputas y enconos que pueden trascender.
En la noche del 2 no se va a valer declararse ganador si no se tienen los elementos para probarlo. Si se van a declarar ganadores para crear estados de ánimo lo único que se va a lograr es golpear a la democracia y, sobre todo, a la voluntad ciudadana, al tiempo que podrían provocar confrontaciones riesgosas.
En innumerables ocasiones hemos visto cómo al cerrarse las casillas algunos candidatos se declaran ganadores sin tener elementos para ello. En un buen número de casos se habla de información propia tratando de crear en el imaginario colectivo la idea de la victoria sin siquiera mencionar el papel del INE. La presidenta del Instituto nos dijo hace pocos días que calcula que a las 11 de la noche se podría empezar a hablar de tendencias sin importar la diferencia que hubiera entre los participantes.
Los cuestionamientos sobre el actuar del Presidente no son casuales. López Obrador no ha dejado de ser factor, los múltiples llamados que ha hecho el INE los ha interpretado muy a su manera. Ha respondido con evasivas o con argumentos que no tienen que ver ni con la libertad de expresión ni con intentos de acosarlo.
López Obrador deberá ser el personaje clave para que sin importar el resultado, deberá ser el hombre de Estado.
No está claro qué puede pasar la noche del 2 de junio. A pesar de todas las consideraciones lo único que vale en cuenta es el voto ciudadano. El Presidente no solamente como hombre de Estado, sino por la enorme influencia que tiene, será un factor clave para el desarrollo de la parte final del proceso.
Si triunfan un buen número de los suspirantes de Morena el mandatario podrá dormir tranquilo, pero en caso contrario, lo cual cabe en función de una sociedad diversa, resulta difícil de pronosticar. A lo largo de su carrera el Presidente no ha reconocido sus derrotas, por más que en algunos casos hayan sido claras sin dejar de identificar que otros casos dejaron una estela de duda, la cual le dejó al Presidente una huella que no olvida y la cual, por momentos, parece tener tintes vengativos.
La oposición no está exenta de ello. Va a ser de enorme importancia democrática que reconozcan los resultados sean los que sean, lo que unos y otros tienen que reconocer que en lo general hay condiciones para una elección confiable y creíble.
Los problemas que se van a presentar, de hecho están entre nosotros, se encuentran en las regiones en donde hay una presencia y clara influencia de la delincuencia organizada, la cual querrá influir como cotidianamente lo hace y cómo de hecho se ha encargado de hacerlo.
No soslayemos que el proceso electoral podría tener una buena cantidad de denuncias. Hemos visto cómo las campañas fueron adelantadas, empezando por los designios de Palacio Nacional, hemos sido testigos de presiones y grillas al interior de los organismos diseñados para la elección, pero por ahora todo debiera concentrarse en el 2 de junio, porque seremos los ciudadanos los que decidiremos, organizaremos y contaremos en cada casilla los votos.
Es un enigma lo que puede pasar el domingo en la noche. El resultado definirá la acción de los actores políticos en lugar de que, sin importar el resultado, se asuman como demócratas en la victoria y en la derrota.
RESQUICIOS.
La CNTE se mueve bajo sus propios tiempos. Tiene una parte de la atención pública y está aprovechando para poner en la mesa no solamente su demanda de aumento salarial. Asegura que dejará el Zócalo cuando sean satisfechas sus peticiones. Veremos si se queda hasta el cierre de campaña de la candidata del oficialismo.