Jorge Manzo Denes
Las Artes en la Universidad Veracruzana (UV) son de reconocimiento nacional e internacional. La tradición institucional es tal que esta actividad ha estado en el centro de la vida cultural de nuestra comunidad universitaria, son parte del pulso de su historia. Pero más allá de eso, ha permanecido en el sentir de toda la sociedad, a la que ha impactado y le ha mostrado con sus diferentes expresiones el lugar central que ocupa en la estimulación de esta necesaria experiencia humana.
En el contexto de esta enorme tradición artística se identifican varias áreas de oportunidad, entre las que destaca la relacionada con el centralismo institucional. Cinco de las seis direcciones generales de área que tiene la Universidad Veracruzana ofrecen programas de licenciatura en todas las regiones, pero el Área de Artes tiene solo representación en Xalapa, no obstante que existen algunas tareas incipientes en los otros campus, comprendidos también los de las UVI.
De aquí se desprende la necesidad de promover la apertura de programas educativos para el impulso de las artes en toda la geografía estatal. Considero que todas las regiones donde se encuentra la UV (sus cinco campus y las 4 sedes de la UVI) poseen el potencial para ser centros culturales reconocidos.
En el nuevo paradigma de las artes que planteo para la UV, propongo que todas las actividades artísticas consolidadas en Xalapa se desarrollen e integren también a las respectivas vocaciones de cada región metropolitana de la entidad, para darle a todos los estudiantes interesados la oportunidad de una educación artística en la cercanía de éstas y a la comunidad la ocasión de estimularse con tales experiencias estéticas. Con ello, a su vez estaremos impulsando la muy necesaria descentralización institucional.
La UV cuenta con muchas joyas universitarias pero una de las más importantes es, sin duda, la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX), la más antigua de México. Otra más, su impresionante sede, la Sala Tlaqná, cuya construcción y diseño acústico, fue concebido como un espacio digno para sus casi 92 años de historia.
Desafortunadamente, no ha sido posible asegurar tal condición para otras manifestaciones y grupos artísticos, quienes ameritan también espacios dignos donde logren realizar su labor cultural. Así, para poder albergar otras expresiones: música, teatro, danza y artes plásticas, necesitamos impulsar la construcción de infraestructura apropiada que permita consolidar a todas nuestras regiones como referentes nacionales e internacionales en las artes.
También las letras necesitan su espacio digno. No solamente para la docencia, investigación y expresión de sus obras, sino para los eventos que anualmente realzan esta actividad. La Dirección Editorial tiene notorias áreas de oportunidad para un crecimiento que deberá impactar en la producción y distribución de sus obras, por ejemplo, creando nuevas colecciones relacionadas con el trabajo y quehacer de los académicos e investigadores universitarios.
De igual forma, debemos modernizar sus procesos, incorporando los muy necesarios avances tecnológicos en la materia; debe existir un área que promueva el desarrollo de jóvenes autores universitarios de las diferentes áreas académicas, con el propósito de darle una mayor dimensión universitaria y presencia en la sociedad.
En este mismo frente, destaca un evento fundamental que debemos modernizar y fortalecer, la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) que se realiza año con año y en cuya historia vemos un proceso itinerante en su organización, principalmente en Xalapa. Aquí se observa un área donde necesitamos consolidar el espacio y sus actividades. De nuevo nos encontramos con una expresión cultural que le ha dado renombre a la Universidad, que no ha podido ser instalada en un lugar propio y que merece también presencia en todas las regiones. Aunque debemos rescatar e impulsar lo realizado este año, es decir, la FILU virtual 2021.
En adición al impulso de las artes en todas las regiones y en congruencia con la importancia de la interculturalidad, se propone ampliar la oferta educativa con el diseño e implementación de programas educativos como el de una Licenciatura en Arte Tradicional. Un programa interdisciplinario que permitirá vincular la interculturalidad, el desarrollo sustentable, la antropología, la historia regional, la sociología y la pedagogía. Todo ello representará sin duda una opción fundamental para músicos y artistas tradicionales veracruzanos que ya son un patrimonio nacional.
Por otro lado, una parte del éxito que la Universidad Veracruzana ha tenido en la formación de profesionales de las artes proviene de la operación de programas preuniversitarios como el Centro de Educación Musical Infantil (región Xalapa y Veracruz), o los ciclos de iniciación técnica de la Facultad de Música, donde se provee formación artística a los aspirantes.
No obstante, estas acciones históricamente han enfrentado diversas dificultades que van desde la falta de espacios propios hasta la indefinición de su estatus administrativo e institucional. De tal manera que es necesario trabajar para dar una justificación académica, fundamentación y reestructuración a estos programas.
Las artes se deben pensar más allá de la estética, por lo que la UV necesita promover el derecho a la cultura de manera amplia. Esto obliga a replantear la visión en materia de difusión de la cultura y enseñanza de las artes, que tenga en uno de sus propósitos estimular el interés de la sociedad para hacerla cada vez más perceptiva. Lo cual obliga a nuevas acciones con el objetivo central de crear y producir obra e impactar a la sociedad mediante las diferentes manifestaciones artísticas.
*Aspirante a la Rectoría de la Universidad Veracruzana; científico de esta casa de estudios en el campo de las neurociencias, con especialidad en el autismo; docente del Doctorado en Investigaciones Cerebrales; profesor con perfil PRODEP; miembro del Sistema Nacional de Investigadores (nivel 3) y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias. Fue Coordinador de la Maestría y Doctorado en Neuroetología, así como fundador y director del ahora Instituto de Investigaciones Cerebrales, y ha sido organizador de múltiples actividades docentes, así como conferencista en diversas instituciones. Es evaluador de proyectos Conacyt y revisor de manuscritos científicos en diversas revistas especializadas internacionales. Autor de numerosos artículos científicos nacionales e internacionales.
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