Nuevas y más igualitarias masculinidades

Share

Por Sandra Luz Tello Velázquez

“Los hombres no lloran’, “eres hombre, debes ser fuerte”, “¡pórtese como hombre”, las anteriores frases se han escuchado a lo largo de los siglos y construyeron una idea  severa de la masculinidad, plagada de estereotipos producto de constructos sociales vinculados al género y a las características impuestas a este, por ejemplo: la superioridad del hombre con respecto a la mujer, ser proveedores de la familia, pero no educadores, vincular la fuerza o fortaleza con la violencia, entre otros. Afortunadamente, los anteriores paradigmas han evolucionado y cambiado, dando origen a nuevas concepciones del “ser masculino”.

La masculinidad se define como el conjunto de atributos, valores, comportamientos y conductas que son características del hombre en una determinada sociedad. Dicho concepto es limitativo a un constructo hegemónico que refiere a los modos de ser hombre valorados socialmente y que legitiman la inequidad y la subordinación de las mujeres.

En la actualidad hay cuestionamientos acerca de la imagen de un hombre universal, puesto que actuar como hombre varía de acuerdo con el contexto histórico, social, cultural, familiar, etcétera y es posible afirmar que existen distintos factores de diferenciación masculina como la raza, la orientación sexual, la condición social y la pertenencia a grupos.

Considerando lo anterior, el concepto de “lo masculino” deriva de una construcción social, por lo tanto, su significado se modifica acorde con los cambios culturales, ideológicos que se orientan hacia la igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de las relaciones interpersonales. económicos e incluso jurídicos, Se trata de una masculinidad alternativa que promueva conductas y actitudes orientadas a  la equidad de derechos en las relaciones interpersonales

Por último, nos acercamos al 19 de noviembre, día para conmemorar al  hombre y reconocer los valores positivos que los varones brindan al mundo y a sus comunidades, aunque  el modelo tradicional de masculinidad se conserva, los cambios se van produciendo poco a poco y pueden verificarse en expresiones más afectivas, en la apertura para mostrar debilidades, en los cambios de roles y en todas aquellas acciones que implican cambios en el paradigma que lleven a construir una nueva manera de ser hombre y de cimentar una sociedad más  equitativa, justa y que respete los derechos de los demás.