Está que se va y se va…
Por Javier Solórzano Zinser
Sigue sin quedar del todo claro cuál es la estrategia de Marcelo Ebrard. En términos de la candidatura presidencial tiene todavía al tiempo como un aliado.
Lo que es un hecho es que se han presentado evidencias de irregularidades en el proceso. La explicación que dio en las redes la secretaria general de Morena lo evidencia. A través de una singular explicación termina por hacernos más bolas, asegura que hay votos u opiniones que valen más que otros.
El problema no está sólo en la confusa ponderación. Está también en las denuncias sobre el apoyo que presuntamente recibió Claudia Sheinbaum por parte de la Secretaría de Bienestar. La respuesta que a esta denuncia dio el coordinador del proceso, quien suponemos ahora sí se irá a gobernar a Sonora, fue la de minimizar el planteamiento.
Por lo que se sabe, no se investigó a detalle la denuncia del equipo de Ebrard. El tema se fue a segundo plano también para la dirigencia del partido, lo que vino a evidenciar en forma y fondo la distancia que ya existe entre Mario Delgado, el excercano y exfuncionario de Marcelo Ebrard.
No hay duda de que a lo largo de los últimos años y del proceso de la corcholatización la exjefa de Gobierno siempre estuvo adelante. Esto no está en tela de juicio, lo que cada vez va creciendo es que, si nos atenemos a las denuncias y siendo que no hay una fundada respuesta, el triunfo de Claudia puede entrar en terrenos de duda por lo que se dio a través de las presuntas irregularidades que pueden terminar por cuestionar la forma en que logró su victoria, aunque no se revise ningún detalle del proceso.
No se vislumbra que vaya a pasar absolutamente nada más allá de lo que ya conocemos. Más bien pareciera que Marcelo se está cerrando poco a poco las puertas por más que manifiesten en Morena la voluntad de que no se vaya, tiene muchas interpretaciones de expresión de Claudia Sheinbaum de que “aquí no se le cierran las puertas a nadie”.
Da la impresión de que Marcelo lo que está haciendo es irse saliendo de poco en poco y también da la impresión de que en Morena dicen que no quieren que se vaya, pero bien que quieren que se vaya. El Presidente, como el fiel de la balanza, más allá de manifestarle amistad y cariño ha lanzado dos o tres ideas sobre el futuro de Marcelo sin que algunas de ellas tengan que ver con su permanencia en Morena.
La maquinaria, en todos los sentidos, ya se echó a andar con la candidata y no hay un solo indicio de que esto pudiera cambiar o se pudiera reponer el proceso. Ebrard lo debe saber y quizá lo único que está haciendo por ahora es jalar lo más que pueda la liga para que vaya estableciendo otro tipo de alianzas fuera de Morena.
Ayer lo dejó de nuevo establecido al expresar que si no se atienden todas estas denuncias no le encuentra sentido seguir en Morena. En términos personales, Ebrard está de nuevo caminando por el derrotero de una historia que ha vivido ya en varias ocasiones.
Lo que en el partido del Presidente no puede por ningún motivo soslayarse son las presuntas irregularidades. De nuevo las encuestas de la izquierda terminan siendo cuestionadas, independientemente de que el resultado se previera con fundadas razones hace por lo menos dos o tres años.
Ebrard va a tener que decidir tarde que temprano. Pudiera estar tratando de establecer alianzas con MC. No lo vemos cerca del Frente. Lo que sí sabe es que no le conviene por ningún motivo quedarse descobijado, porque a partir de que tome la distancia quedaría expuesto en temas en los cuales presuntamente esté involucrado y en asuntos que se les puedan ocurrir.
Como fuere, Ebrard lo sigue teniendo en la inquietud. El problema para el excanciller es que tarde que temprano se va a romper la liga.
RESQUICIOS.
México y Colombia comparten historia y el enorme problema del narcotráfico. Si nos atenemos a los discursos, la buena voluntad entre los gobiernos choca con la estrategia para enfrentarlo. Ya se vio que Petro no va por la vía de abrazos no balazos.