Por Uriel Flores Aguayo
El próximo año, en la elección electoral federal, estará a votación la continuidad u otra alternancia. Se optará por que se mantenga el partido Morena en el poder o que vuelvan los partidos agrupados en el Frente Amplio por México.
Se trata de dos visiones distantes en términos de democracia y Estado de derecho, pero coincidentes en el sistema económico y la participación privada en extensos ámbitos de la vida social como salud, educación, comercio, transporte, etc. Ya tuvo su oportunidad López Obrador, con resultados regulares y afanes caudillistas. Hay algunos aspectos positivos como la mejora del salario mínimo y algunos programas sociales; los fracasos son mayores en salud y seguridad.
La concentración del poder es el mayor déficit de este gobierno. El abuso del poder, el ataque a la pluralidad y el debilitamiento de la democracia son la parte negativa de AMLO. Todo gira en torno a su persona y a su imagen. Su discurso es propaganda. Elude la realidad y su responsabilidad para no manchar su prestigio, según sus ideas mesiánicas. Su necesidad fisiológica de hablar y hablar, horas, le impone hablar de todo y exponerse a errores, mentiras y polémicas. Sus seguidores más fieles, los llamados peje-zombis, desde gobernantes o lo que queda de marginales activistas, reproducen las descalificaciones presidenciales y niegan legitimidad a quienes piensen distinto.
En mi experiencia pública todo esto ya lo vi, son prácticas políticas creadas y pulidas por el viejo PRI. Cambian los colores y los personajes pero son lo mismo en abusos y privilegios. Los nuevos se pueden considerar peores pues se presentaron como regeneradores. Sólo les queda la retórica y la demagogia. No dieron para más. No pudieron o no quisieron intentar un cambio en el ejercicio político, algo más honesto, digno y transparente. Se fueron por los caminos fáciles: clientelismo y corporativismo.
Son una nueva casta, rebosantes de privilegios, conservadores que ahora luchan para defender su estatus. Su esfuerzo principal gira en engañar a sus seguidores y a la ciudadanía de que algo están cambiando. Viven simulando. Sus altos niveles de inexperiencia, ignorancia y soberbia los lleva a ser obvios y dejar registro de sus abusos. Pronto se darán cuenta de sus errores y verán con relativo arrepentimiento la falla enorme de publicitar sus ocurrencias. Son de papel.
En el gobierno estatal hay operadores, duchos en dar órdenes y movilizar con el presupuesto; es una administración de operadores; brillan por su ausencia las ideas y los pensantes. Cometen barbaridades y las celebran dándoles máxima publicidad. Cuando tengan que competir en condiciones equitativas se verá su real tamaño.
Del lado del Frente hay muchas incógnitas sobre el compromiso democrático de los tres partidos. Vienen de una casi total ausencia de auto crítica, además de su distancia y falta de compromiso con algunas de las principales causas de los mexicanos. Está por verse hasta dónde tendrán apertura con la ciudadanía y qué ruta renovadora tomarán para jugar un rol democrático con México.
Recadito: es insoportable el saqueo de las grúas en Xalapa.