Andan haciendo lo que quieren
Por Javier Solórzano Zinser
Tiene lógica que el Presidente quiera adelantar los tiempos de la elección del 2024.
Conoce la importancia que tiene que quienes aspiren actúen con el suficiente tiempo para que la sociedad los identifique y conozca y más ahora con la ventaja de tener en innumerables sentidos el poder.
El segundo semestre va a ser complicado en esta materia. Más allá de lo presidencial, los aspirantes a cargos públicos tendrán que renunciar a sus cargos, incluso para quienes buscarán su reelección en las cámaras.
Se viene el tiempo de los suplentes en el Congreso y el tiempo en que el Presidente le dé un giro a su gabinete. No solamente el titular de Gobernación y Relaciones Exteriores traen sus aspiraciones, quizá también otros integrantes del gabinete, los cuales seguramente recibirán desde Palacio Nacional el sí o el no.
En 2024 tendremos la mayor elección en la historia del país. Se va a renovar íntegramente el Congreso y estarán en juego una gran cantidad de gubernaturas. Nos van a ir apareciendo los suspirantes y se van a ir creando inevitables vacíos, los cuales tendrán repercusiones, sobre todo en el Congreso en donde Morena podría perder la fuerza que hoy es clave.
En lo inmediato veremos quién sustituye al canciller y al titular de Gobernación, el cual, por cierto, hasta ahora no ha hablado de renuncia o cosa parecida. De igual manera habrá que ver a quién designa Claudia Sheinbaum en su lugar, porque tarde que temprano, por más que no quiera, tendrá que dejar el cargo.
En este caso todo apunta hacia la figura de Martí Batres, quien no necesariamente cuenta con simpatía en el propio gobierno de la ciudad. En caso de que no fuera habrá que ver cómo reacciona y habrá que ver también si opta por regresar al Senado, lo que provocaría una nueva oleada de movimientos.
La sucesión adelantada ya está trayendo problemas serios. Todavía no empieza el proceso electoral y ya se le está pidiendo a las corcholatas que se muevan para que sean conocidas y, sobre todo, que lleven a cabo algo así como proselitismo entre los militantes de Morena.
En términos legales no tiene espacio para hacerlo. Sin embargo, seguramente se moverán a sus anchas y andaremos en un debate interminable entre lo legal y lo que decidan hacer los suspirantes.
No es tiempo de precampañas, pero las corcholatas se vienen moviendo por todo el país bajo pretextos inauditos. Uno presenta un libro, otra va a dictar cátedras y otro más está cumpliendo lo que el Presidente le pide. En los tres casos, lo que están haciendo es moverse pensando hacia el 2024 sin que de por medio exista un espacio legal para hacerlo.
La semana pasada le decíamos que se dedicaran a cumplir con sus obligaciones o de plano que renunciaran. Se ve que ya no tuvieron de otra, pero también está claro que la decisión de Ebrard cambió el estado de las cosas, lo cual pudo incluso haber obligado al Presidente a abrir el juego en la famosa cena del lunes.
Reiteramos que pareciera que ya estamos en los terrenos electorales en los cuales lo importante está siendo ver quién gana en Morena. En el camino, la oposición sigue cercana al estado vegetativo convocando a asambleas al final de mes sin tener la más mínima autocrítica de cómo Va por México se va diluyendo, como quedó claramente demostrado en las elecciones del domingo.
Podrán contar el total de votos de las elecciones para hacerse valer, pero más allá de que Morena pueda perder fuerza y espacio está más que claro que enfrente no tiene quién le quite el sueño, más bien, quien se lo quita, por ahora, es la situación interna que ya está enfrentando.
RESQUICIOS.
Un juez determinó que no hubo plagio. La ministra da por cerrado el asunto. Se tomó una determinación unilateral sin escuchar a la otra parte, que en este caso es la UNAM. El asunto no ha terminado por más que hablen de justicia. El siguiente paso puede ser más rudo que el legal, hablamos de ética que suponemos saben lo que significa.