Por Raúl Arias Lovillo
Nunca en la historia moderna del país se había visto una división social como la que hoy vivimos. México dividido en dos, entre quienes son partidarios a ciegas del gobierno y quienes mantienen un sentido crítico frente a las cosas. Como si se tratara de dos países, las visiones de los dos grupos se oponen por completo, cada uno defiende su visión sobre el desarrollo del país.
El artículo de Pedro Miguel “De lo que se pierden”, publicado recientemente en La Jornada, es un claro ejemplo de la visión de quienes idealizan acríticamente la situación actual del país.
¿De qué nos estamos perdiendo? El jornalero responde: “(del) sentimiento de pertenencia a un Estado que por primera vez en muchas vidas se orienta a servir a la población”, “(del) viento fresco del cambio”, “de tomar parte en el festín de libertad y democratización que vive el país”, “de la esperanza que siembra la contención y remisión de los índices delictivos”.
La ciudadanía que pertenece al segundo grupo responde de inmediato con los datos en la mano: la pobreza ha aumentado, hoy el país es más desigual que antes de la llegada del actual gobierno; por el número de homicidios y desapariciones, el sexenio de AMLO ya es el más violento de la historia y eso que aún no concluye; ha crecido el número de periodistas asesinados y las cárceles se llenan de más y más presos políticos (los últimos casos son los de Viridiana Bretón (ex alcaldesa de Ixhuatlán del Café), Cirio Ruiz (presidente del Consejo Regional del Café) y otros tres cafeticultores, apenas detenidos injustamente en nuestro estado el viernes próximo pasado). No han remitido los índices delictivos y no se puede negar que vivimos en un país crecientemente militarizado.
Pedro Miguel señala que “(les) pudre el buen desempeño de la economía mexicana” sin inestabilidad cambiaria, desempleo mitigado, sin pérdida de poder adquisitivo, ausencia de endeudamiento, etc. A excepción del tipo de cambio, el resto de indicadores son contrarios al paraíso descrito: aumento de desempleo, pérdida de poder adquisitivo y deuda incrementada en un 43% respecto al sexenio anterior. Avisen a los partidarios del gobierno de la reciente desaparición de la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero (FND) que operaba desde hace 20 años y que ahora contribuirá a profundizar la crisis del campo mexicano; también informen a los adeptos al gobierno que ya no hay dinero para los programas sociales el próximo año, a excepción del programa de apoyo a la tercera edad.
La tramposa narrativa de Pedro Miguel, llena de mentiras, se construye sin información y sin datos. Solo contribuye a ahondar la división social promovida por el presidente desde las mañaneras.
El jornalero no habla de las miles de muertes por negligencia que tuvo la mala gestión de la pandemia de covid-19, del desastre actual del sistema de salud, de los escandalosos casos de corrupción, de las sistemáticas violaciones a nuestra Constitución por el Poder Ejecutivo, de las magnas obras mal planeadas y de alto costo, que suman en el caso del Tren Maya enormes costos ambientales, de eso no habla. Y mucho menos ofrece elementos para revisar la restauración del viejo sistema de partido de Estado, de las trampas electorales que pensábamos olvidadas, pero ahora con el agravante -que nunca tuvo el PRI en los viejos tiempos- de contar con los militares para defender los intereses electorales del gobierno. Y aún más, de acuerdo a los propios informes de la inteligencia militar mexicana, el respaldo que algunos candidatos del gobierno reciben del narco para financiar sus campañas políticas.
Sí, muy cierto, estamos divididos en el país, por una clara intención del gobierno para vencer y seguir manteniendo el poder.