La 4T va por la UNAM

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Por Francisco Reséndiz

La Universidad Nacional Autónoma de México ha enfrentado durante décadas los embates de grupos políticos que, sin éxito alguno, han intentado controlar ideológicamente a la máxima casa de estudios del país… hoy, la universidad de la nación tiene en puerta una disputa en la que ahora la intentarán alinear, por dos vías, al pensamiento de la 4T.

Hay cuatro ingredientes que se deben tomar en cuenta para analizar lo que viene para la UNAM: los ataques que ha sufrido la institución desde Palacio, su sucesión se habrá de dar durante último trimestre del año y estamos en un año previo a la contienda político electoral por la Presidencia de la República.

En los movimientos internos que ha vivido la UNAM en 1987, 1999-2000, 2005-2006 y en 2012, participaron grupos de izquierda moderados y radicales, y en algunos casos sus líderes brincaron a la escena política nacional cobijados por partidos políticos; y sí, algunos forman hoy parte de la estructura dura del gobierno federal.

Como en cualquiera de esos conflictos, la chispa ha sido cualquier excusa para emprender una lucha que afecta la gobernabilidad de la institución y que impacta en la tranquilidad de las demás universidades, públicas y privadas del país. Para los que saben lo resumen de esta forma: desestabilizar a la UNAM es desestabilizar al país.

Así, con el garlito de que hay faltantes en la entrega de las becas Elisa Acuña, grupos internos con reconocidos vínculos con muy morenistas han movido agua a su molino y, por lo pronto, tienen paradas las actividades en tres facultades de la Universidad, por el momento.

Pero no sólo eso, de acuerdo con fuentes consultadas por este columnista, grupos de operadores internos se mueven con intensidad para empujar a más facultades al paro, de manera que se puedan generar las condiciones para que algún «redentor» externo tenga posibilidad de apagar el fuego.

Ese perfil está dibujando a Martí Batres, secretario de Gobierno de la CDMX, quien trabaja para ganarle a su movimiento un espacio tan apetecible como la Rectoría de la UNAM.

Hay otra facción que internamente trabaja, apuntando al mismo fin de ganar para la 4T la Rectoría antes de que concluya el año: se trata de la de los leales al exrector Juan Ramón de la Fuente, embajador de México ante las Naciones Unidas y alguna vez secretario de Salud.

Se trata de personajes que le deben el cargo a De la Fuente pero que desde ahora trabajan en sus posiciones para descabezar a todos los que no representen a la 4T o sean un factor que estorbe sus fines.

Hay un tercer grupo y aquí es donde se pone la cosa buena. Es muy señalada la campaña que desde adentro le han desatado al director de la Facultad de Derecho, Raúl Contreras, a quien no le perdonan estar al margen de la 4T y también del grupo de los leales a de la Fuente.

Mucho menos le perdonan sus posibilidades de ser uno de los posibles candidatos a la Rectoría, sin que ésta sea entregada al movimiento de los morenos por una u otra vía. Contreras tiene muy claro de dónde vienen los golpes que le están dirigiendo y el patrón que los está empujando.

El hecho es que desde fuera, pero importantísimamente desde dentro, las fuerzas de grupos se están enfrentando y por lo pronto ya tienen tres facultades paradas, esperando cualquier descuido para ampliar su movimiento que aspira a controlar en medio de la entropía la sucesión en la rectoría.

Me anticipan que conforme avancen los tiempos políticos y la sucesión del 2024, el calor interno en la UNAM se incrementará porque la 4T intentará tomar el control de la Rectoría de la UNAM y con ello dirigir la relación de la Universidad con el proyecto de nación que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador. Al tiempo.

RADAR

Conacyt y la beca prohibida

Desde tierras veracruzanas nos comentan que está en puerta un escándalo que pega tanto al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) como al Instituto Veracruzano de Acceso a la Información (IVAI).

De acuerdo con documentos entregados a este columnista, el Conacyt ha pagado durante más de tres años una beca al actual comisionado del IVAI, José Alfredo Corona Lizárraga, quien por ley se encuentra impedido para recibir recursos ajenos a su salario como servidor público.

La decisión del Conacyt de pagarle el Doctorado en Derecho al ex Fiscal Anticorrupción violaría la Ley de Ciencia y Tecnología, que exige tiempo completo a sus estudiantes; y la Ley de Transparencia del estado, que prohíbe a sus comisionados recibir cualquier pago ajeno a su salario.

De una búsqueda de información pública, se obtuvo que José Alfredo Corona Lizárraga es Comisionado del IVAI y actualmente cursa el Doctorado en Derecho en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Veracruzana perteneciente al Padrón de Posgrados de Calidad de CONACYT.

Información publicada por el Conacyt en la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT), establece que durante los últimos tres años, el ex funcionario de la Fiscalía General del Estado y actual comisionado ha recibido al menos 295 mil 800 pesos de recursos públicos.

Dentro de los compromisos suscritos por el ex fiscal Anticorrupción de Veracruz para cursar dicho posgrado se encuentra “cumplir con el tiempo completo al programa de posgrado”, sin embargo a la par ejerce como comisionado del instituto de transparencia del estado de Veracruz.

Al recibir recurso del Conacyt, el comisionado viola la Ley de Transparencia del Estado de Veracruz, que le impide desempeñar cualquier actividad por la que cobre o reciba recursos públicos. El tema no es cosa menor. Debería renunciar para dedicarse a sus estudios, ¿o no?