Ciudad Juárez. El horror
Por Javier Solórzano Zinser
Las condiciones bajo las cuales están los migrantes en los centros migratorios y en los albergues son en la mayoría de los casos adversos viviendo al límite en todos los sentidos.
Una cosa es lo que dicen las autoridades y otra muy distinta lo que padecen los migrantes. Los albergues se han convertido en una alternativa, porque muchos de ellos son dirigidos por personas con una vocación de servicio y convicción sobre la solidaridad hacia los migrantes.
Quienes trabajan en los centros migratorios saben muy bien lo complicado que es tener controles mínimos en ellos. Tienen que enfrentar a diario el enojo de ellas y ellos, sobre todo por la urgencia que tienen de salir para poder cruzar hacia EU.
Si han sido capaces de recorrer todo el país y en muchos casos toda Centroamérica, es de imaginar que en la parte final estén dispuestos a lo que sea.
Lo que pasó en Ciudad Juárez es la suma de las circunstancias. Podrán responsabilizar a unos y a otros y se echaron la culpa unos y otros, pero en el fondo el problema está en el estado de las cosas que lleva a que puedan presentarse situaciones como lo sucedido, lo cual es una tragedia brutal que termina por cuestionar toda una serie de políticas, empezando por la forma en que se trata a los migrantes en los centros y las decisiones que ha tomado en la materia el gobierno mexicano convalidando las propuestas o imposiciones del Gobierno de EU.
El país perdió capacidad de maniobra ante el tema migratorio. Trump nos pasó por encima y en lugar de diseñar alternativas acabamos siendo su mejor amigo.
Insistimos en la complejidad que significa para los trabajadores del INM tener controles, porque los migrantes son capaces de cualquier cosa con tal de salir de los centros para buscar la manera de por fin cruzar la frontera, está en su creencia y éste es su objetivo.
Sin embargo, esto no debe ser razón para que no se les prepare de manera profesional y de que actúen en consecuencia. En función de las imágenes que se han dado a conocer sobre el incendio en el centro migratorio de Ciudad Juárez queda absolutamente claro que no hubo protocolo alguno y que de alguna manera tenían a los migrantes hasta cierto punto encerrados.
Quienes podían abrir la puerta no lo hicieron sin tener la más mínima atención, diríamos condescendencia y solidaridad, a lo que se sumó que, se asegura, el fuego se intensificó debido a que alguna persona habría derramado un solvente.
Ciudad Juárez ha estado viviendo un nuevo flujo migratorio desde hace algunos meses. La situación que se vive en naciones como Venezuela y Nicaragua se ha venido a sumar a la gran migración de muchos años de Honduras, El Salvador y Guatemala.
Los migrantes se estaban moviendo por Ciudad Juárez, lo cual estaba siendo motivo de molestia ciudadana a diferencia de lo que había pasado durante décadas. La detención de migrantes tiene que ver con esto. Sumemos la infinidad de rumores que se esparcen con toda intención hacia los migrantes, lo que llegó a crear cocteles explosivos en la vida cotidiana de la ciudad.
En el video queda en claro otra brutal deficiencia: el personal del centro migratorio no hace nada por los migrantes, los deja encerrados, se ve venir que estos trabajadores serán los chivos expiatorios.
El gobierno tiene una responsabilidad insoslayable en todo esto. Todo se suscitó en un centro migratorio en donde se supone se deben tener todo tipo de protocolos.
Ayer fue Ciudad Juárez, pero recordemos lo que ha pasado en tráileres en el sureste de México, las matanzas, los desaparecidos todo ello y más es la deshumanización del derecho a migrar.
RESQUICIOS.
Con la renuncia de Edmundo Jacobo al INE se cierra un ciclo generacional al frente del instituto que se distinguió por su trabajo profesional y de convicción democrática. Lo que viene es un enigma. El INE estos años nos hizo democráticos, conscientes de la importancia de las elecciones y además obtuvimos una credencial para votar e identificarnos.