El Plan B y la inesperada oportunidad
Por Javier Solórzano Zinser
La oposición sabe que el antídoto en contra del impositivo y confuso Plan B está en su capacidad de maniobra y movilización. López Obrador se la pasó en las calles y municipios y eso fue lo que lo llevó al 2018. En el fondo fue el voto el que venció estructuras, aunque el tabasqueño de manera imprecisa asegure que las instituciones electorales le quitaron el triunfo.
Sus derrotas fueron multifactoriales. La autocrítica, todo indica, no fue considerada como elemento. Sus señalamientos fueron invariablemente dirigidos hacia factores externos, nada apunta a que se hayan llevado a cabo reflexiones y análisis internos sobre las derrotas.
López Obrador sigue pensando que todo empezó y terminó en lo que le hicieron y no en lo que hizo y dejó de hacer.
Sin soslayar lo que el entorno y estas referencias tienen que ver con los agarrones en que andamos, al final lo que cuenta y define son los votos ciudadanos a través de procesos claros y transparentes. El otro componente es el quehacer político, la movilización y la capacidad para construir un proyecto que signifique una opción para la sociedad; la oposición debiera estar en ello.
El Plan B le quita peso real al INE; sin embargo, mantiene espacios para que si la oposición se moviliza y se convierte como un referente para los ciudadanos pudiera no haber Plan B que lo limite.
Si no ve para adelante se la va a pasar curando sus heridas, muchas de las cuales pasan por lo que ha hecho y ha dejado de hacer, sin dejar de ver el abrumador e impositivo del Presidente por cambiar las cosas, quizá más con ánimos de venganza que con un razonamiento y convicciones.
La oposición, en sentido amplio, debe considerar la importancia de la marcha del 13 de noviembre. Más allá de la obvia reacción del Presidente, es evidente que fue importante y al final le pegó al tabasqueño. Por cierto, ya nos enteramos que no necesariamente fue el “pueblo” quien le pidió al Presidente la marcha del 27 de noviembre, según su declaración en Puebla fue el fallecido gobernador del estado quien le dio la idea.
En medio de todo lo que está pasando con el Plan B, pudiera ser el detonador de cohesión y movilización para la oposición, el 13 de noviembre ofreció indicios de lo que puede pasar cuando hay causas y objetivos comunes.
El Plan B tomará un incierto camino cuando llegue a la Corte. Con el cambio de presidente en la institución preocupan los ánimos de quien llegue no sólo en este tema, sino en muchos otros. De igual manera en abril serán reemplazados 4 consejeros del desarticulado INE.
No se ve qué pueda pasar con los amparos que a partir del sábado empezaron a presentarse. Lo que sí queda claro es que a la oposición no le queda de otra que enfrentar al actual gobierno con todo y el aparato que ha echado a andar en estos años para sus proyectos. Sin capacidad de movilización y proyecto con cambios en el INE o sin ellos no llegará ni a la esquina.
Lo que está por venir es una incógnita. En la Corte la influencia del Presidente, como ha sido a lo largo de los últimos años, es cada vez mayor, su sombra permea por todo el edificio.
Lo que es lamentable es que se haya aprobado una Reforma Electoral sin consenso, que venga desde el gobierno y que deje abierta una incertidumbre ante la elección más grande de nuestra historia, todo lo cual habíamos dejado en el pasado.
RESQUICIOS
Son días para que los medios y las redes llenen sus espacios con el ocio mundialista informativo sobre la final. Para explicarse el presente hablan de un juego entre Francia y Argentina de hace 20 años donde todos son expertos y si no saben lo inventan. Los jugadores se la pasan entre entrenar, distraerse y sobrellevar la emoción y la adrenalina. Van a ser el eje de la historia de Qatar, en la final una de las selecciones ocupará el domingo el ombligo del mundo, al paso del tiempo cuando pase la cultura de lo efímero la memoria futbolera recordará debidamente a los dos.