No todo empezó en el 2018
Por Javier Solórzano Zinser
Algunos de los supuestos del gobierno y Morena sobre el significado que tiene su gobernabilidad son cuestionables. Algunas cosas no han cambiado sólo por el hecho de su inobjetable triunfo en las elecciones de 2018 y por llevar cuatro años de ejercicio del poder.
Tenemos muchos rezagos, pero al tratar de dársele un giro a las instituciones que habían demostrado su efectividad y razón de ser hemos entrado en nuevas adversidades.
Creer que el Ejército es otro porque el gobierno es otro no procede, porque a lo largo de estos cuatro años hemos visto prácticas militares que merecen críticas y que nos llevan a estrategias similares de lo que se ha venido haciendo durante años.
El hackeo de correos de la Sedena es evidencia de las muchas cosas que se siguen haciendo bajo el amparo de lo militar. En más de un sentido continuamos en la misma dinámica en que han actuado las Fuerzas Armadas en los últimos 15 años.
La falsa disyuntiva a la que apelan altos funcionarios, en el sentido de que los gobernadores no quieren a los militares, pero por otro lado los solicitan, debe ser vista en medio de un todo. A varios estados se les ha reducido el presupuesto para la formación de policías locales en medio de escenarios profundamente adversos, producto de la violencia imparable que viven.
Los militares parecen ser la única “solución”, sin pasar por alto lo “cómodo” que les resulta a muchos gobernadores, sin importar su partido, tratar de resolver a través de una instancia externa sus problemas internos. En el camino, como ya se hizo costumbre, responsabilizan a los militares de la seguridad local.
Los militares están en las calles desde hace por lo menos 15 años y los resultados que se han obtenido hasta ahora no han cambiado las cosas. Se ha atemperado en algunos estados por momentos la violencia, pero en general hemos visto una agudización de los problemas no sólo en los estados que gobierna la oposición, también sucede con los que gobierna Morena.
Circunscribir la violencia sólo en estados gobernados por la oposición no es preciso, porque es cosa de revisar lo que sucede en Veracruz, Sonora, Michoacán, Guerrero, Morelos y Zacatecas para tener referentes que muestran que el problema no se puede remitir a un solo partido o a un solo estado. El problema es integral, sin soslayar que en algunos estados las condiciones en que se vive la cotidianidad permiten un equilibrio en la vida ciudadana, no se generaliza, pero es realmente difícil identificar a un estado que no viva problemas de esta naturaleza.
No hay indicadores que demuestren que el Ejército tiene hoy características distintas a las que ha tenido en los últimos años. Estamos lejos de alcanzar la paz en muchas entidades a pesar de la presencia militar.
En algún sentido estamos con el mismo Ejército, pero con los mismos vicios y con una presencia militar cada vez más abrumadora en todo el país.
La gran diferencia está en que hoy está más empoderado, cuestión que no necesariamente resuelve los problemas en el aquí y ahora. La cuestión está que en lo general estamos utilizando los mismos mecanismos que hasta ahora no han dado del todo resultado.
La confusión se agudiza con situaciones como la reacción del titular de Gobernación ante la solicitud de comparecencia ante los diputados del secretario de la Sedena. No encontramos en la solicitud ninguna falta de respeto del legislador de MC quien hizo la solicitud, no vaya a ser que en el fondo resulte que no se van a permitir cuestionamientos a las Fuerzas Armadas.
El país cambió en medio de luces y sombras, pero el camino es largo y no porque hoy gobierne quien gobierna todo cambia en automático.
RESQUICIOS
Ayer en Sitio Abierto, en Radio Congreso, los senadores Eduardo Ramírez, Higinio Martínez, de Morena, y Julen Rementería, del PAN, sin dejar de reconocer sus diferencias sobre la Reforma Electoral, manifestaron su abierta disposición por debatirla, no son tiempos de no mover puntos y comas.