Quebradero

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Se echan a andar las “corcholatas”

Por Javier Solórzano Zinser

La duda sobre el proceso de selección de candidato o candidata a la Presidencia por Morena está en qué tanto va a terminar por meterse el Presidente.

No imaginamos al tabasqueño viendo el partido desde la tribuna, no va a ser un elector más. Más bien la cuestión va a estar en qué tanto se va a poder meter en función de los escenarios que se van construyendo, de la mano de confrontaciones internas cada vez más a la vista, y también qué tanta capacidad de maniobra seguirá teniendo en la parte final de su sexenio.

El Presidente se está jugando su futuro en la elección del 2024. Va a querer en la Presidencia a alguien que le dé plena certeza de la continuidad de su proyecto. Va a terminar siendo una de las decisiones más importantes de su carrera política.

López Obrador no va a dejar pasar nada en este proceso. Las encuestas de Morena han sido justificadamente cuestionadas. Muchas de ellas han sido hechas a modo y otras han sido opacas, el partido ya ha vivido el síndrome de los chapulines políticos, o sea, personajes que cambian de partido porque se inconforman por los procesos de selección de candidatos.

No se puede descartar ningún tipo de rebelión, aunque se trate de López Obrador. Morena es la suma de diferentes corrientes de opinión que no necesariamente están en concordancia, o si se quiere domesticadas.

Se le guarda un manifiesto respeto al líder, pero es un enigma lo que puede pasar en tiempos de selección de candidatos cuando el Presidente empiece a ser pasado, y cuando vaya perdiendo la capacidad de maniobra en medio de un proceso de tanta importancia.

Las “corcholatas” intentarán disciplinarse. Sin embargo, no van a ir solas en el proceso, sus huestes van a presionar cada vez más, porque no solamente querrán imponer a su candidato, también querrán fortalecer posiciones al interior del partido con todo lo que esto significa.

Morena y la suma de tendencias no son un rasgo negativo, más bien lo fortalece en la medida en que tiene diferentes formas de entender y ver la política. El problema son las luchas intestinas y lo que está de por medio en cuanto a posiciones ideológicas.

El partido está hecho a imagen y semejanza del Presidente, lo que quiere decir que no sabemos cómo podrá vivir Morena sin el tabasqueño, el cual si algo hace es desarrollar una dependencia interminable.

En Morena lo saben, tan es así, que no hay personaje en el partido que no tenga como referente único a López Obrador. Todos los candidatos a cualquier cargo público tienen al tabasqueño como su alter ego, existen en la medida que existe quien los acompaña en las fotografías de los espectaculares o en los actos públicos.

Las “corcholatas” saben todo esto y algunos como Marcelo Ebrard saben cómo se pueden dar las cosas, la encuesta que se hizo para designar al candidato a la Presidencia en el 2012 no fue suficientemente clara, la impresión fue que Ebrard se hizo a un lado.

Los “corcholateros” saben que tendrán que preparar el terreno para el rompimiento del cordón umbilical, lo que puede tener sus repercusiones, si nos atenemos a las formas de López Obrador en estos menesteres.

Lo que va a ser difícil será atemperar los ánimos. Tendrán que hacerse ver en todo el país, sobre todo Claudia Sheinbaum, quien como Jefa de Gobierno de la capital no tiene presencia nacional como la que ofrecen los cargos de Marcelo Ebrard y Adán Augusto López.

Se van a tener que placear y tendrán que dejar sus cargos. Ya los echaron a andar en buena medida, porque quieren resolver lo más pronto posible la sucesión. El Presidente quiere evitar broncas, pero de que las va a tener, las va a tener.

RESQUICIOS

El triunfo de Gustavo Petro le da un giro a la política colombiana, además de la euforia del Presidente en la mañanera.  Entre los inéditos en que se ha movido América Latina estos años anote éste. El problema lo tendrá en el Congreso en donde no tiene mayoría, es probable que ahí tope con pared.