¿El problema es por los médicos?
Por Javier Solórzano Zinser
La salud del país se viene deteriorando. Se cruzó de manera brutal e inesperada la pandemia, pero también muchas cosas se estaban dejando de hacer.
El Covid cambió los planes, porque de la noche a la mañana se tuvo que cambiar la estrategia para atender una auténtica urgencia. Ya llegará el día del balance por la forma en que el gobierno atacó el problema, lo que se puede adelantar es que muchas áreas del sector salud se quedaron al descubierto en buena medida por la forma en que se estaban tomando medidas desde el inicio del sexenio para cambiar el sistema de salud.
El desprecio hacia lo que se hizo en el pasado fue dejando fuera de toda consideración muchas cosas importantes y que bien merecía la continuidad.
Los planes en materia de vacunación, por ejemplo, eran reconocidos y efectivos. Lo que se hizo a lo largo de décadas permitió a niñas y niños gozar de buena salud. Las cartillas de vacunación hicieron la diferencia en muchos sentidos, porque todo el esquema se convirtió en una amalgama efectiva entre el sistema de salud nacional y millones de familias.
Muchas cosas fueron posibles porque, al tiempo de que las políticas se desarrollaban bajo una muy buena y efectiva organización, el personal del sector salud realizaba un trabajo formidable.
Por supuesto que hay cosas que cambiar y muchas limitantes, pero en general los esquemas de atención eran de muy buen nivel, a pesar de las grandes carencias que se empezaban a manifestar.
Las carreras de medicina establecieron planes de estudio que llevaban a los estudiantes a una sólida formación, al tiempo que debían cumplir con un servicio social que les permitía conocer las entrañas del país en materia de salud.
Los estudiantes eran llevados a poblaciones con graves problemas de salud. En la UNAM y el IPN, entre otros, se desarrollaron proyectos que han alcanzado grandes resultados. Muchas cosas no se han podido hacer por la falta de infraestructura, no puede haber grandes especializaciones si no hay hospitales para llevar a cabo este tipo de prácticas.
Muchos estudiantes han terminado quedándose en los lugares donde habían sido enviados. Para muchas y muchos la experiencia de trabajar en comunidades con tantas adversidades les ha llevado a una encomiable toma de conciencia que les ha cambiado sus vidas.
Con sus declaraciones de estos días, el Presidente ha borrado de tajo los innumerables pasajes de lo que el sector salud ha logrado en la vida de millones de personas, él mismo se ha visto beneficiado por las muy señaladas especialidades en la que se han formado hombres y mujeres, incluso un buen número de estudiantes extranjeros.
Hace bien el Presidente cuando reitera que no se queda callado. Sin duda son formas a las cuales los ciudadanos no estábamos habituados. Sin embargo, es igual de importante que sus opiniones en temas tan sensibles estén fundamentadas.
Las y los médicos, sin dejar de reconocer que existen lo que bien se puede llamar “vivales” por todas partes, en general el sector salud, funcionaba en muchas áreas bien y si no ha sido así es porque ni la infraestructura ni las condiciones de trabajo se los permiten.
La crítica por la contratación de los médicos cubanos podrá tener tinte ideológico. El tema no lo colocamos en esa dimensión, más bien tiene que ver con hacer a un lado a médicos mexicanos preparados que no es que no quieran trabajar en zonas de riesgo, la cuestión está en que cuando van nadie los apoya, no tienen medios para trabajar y además corren el riesgo de ser secuestrados y asesinados.
El diagnóstico sobre el sector salud es más complejo que lo declarado en las mañaneras.
RESQUICIOS
La reacción de universidades y organizaciones reconocidas en materia de salud es para atenderse. Al calificarlas como “conservadoras” se anula el debate y con quienes dedican su vida a la investigación, docencia y práctica de la medicina, son en quienes los ciudadanos depositamos nuestra confianza y salud.