La herencia
Por Javier Solórzano Zinser
El Presidente ha venido colocando en el imaginario colectivo el 2024. Más allá de su vasta experiencia en procesos electorales es evidente que con todo y su discurso triunfalista algo podría estar viendo.
La evaluación a su gobierno está siendo cada vez más severa. La encuesta de ayer en El Financiero muestra que en la lucha contra la corrupción los ciudadanos no ven elementos positivos.
Algunos asuntos le han pegado al tabasqueño, porque están en su círculo inmediato. No es casual que cada vez que puede hace referencias al periodista que dio a conocer la casa en Houston; el tema está pesando en el imaginario colectivo, porque no ha habido una respuesta del todo clara sobre la casa.
También aparecen con una baja calificación la economía y la inseguridad. El primero afecta no sólo a los ciudadanos, sino al propio Presidente, porque la economía era otra de sus máximas en campaña, la cual está siendo cuestionada. No hay por ahora elementos del todo claros como para asegurar que se está revirtiendo uno de los proyectos más importantes del sexenio, “primero los pobres”.
Es cierto que revertir las condiciones bajo las cuales vivimos es una tarea mayúscula; sin embargo, el Presidente planteó en campaña promesas de cambio en el corto y mediano plazo, las cuales se han venido diluyendo en medio de un discurso que se llega a mover más como elemento de distracción que como una respuesta a la terca realidad.
La inseguridad se mantiene como algo más que una percepción entre los ciudadanos. Hay avances, pero el gran asunto está en que la estrategia para enfrentar el problema está siendo contraria a lo que prometió en campaña.
La presencia militar es manifiesta y no se aprecia por ahora cómo le va a hacer el Presidente para regresar a los soldados a los cuarteles. Los militares están en todas partes y se han venido convirtiendo en parte estratégica de la gobernabilidad, no están sólo en los temas de seguridad, están en la construcción de obras emblemáticas y en cargos de la administración.
Cada vez se van haciendo más nudos, los cuales van a ser muy difícil de deshacer. Son problemas que se van enquistando y que además va a heredar lo que puede provocar que, al inicio de la siguiente administración, bajo el supuesto que Morena resultara el ganador, tenga que conciliar y organizar muchos asuntos que están sueltos y que incluso no han logrado consolidarse como parte de las políticas públicas del presente gobierno, se ve difícil que algunas de ellas en lo que falta del sexenio puedan cumplirse.
Por más corcholatas que siga destapando el Presidente va a tener que tomar una decisión en donde prevalezca por encima de todo la lealtad. Como están las cosas no las puede dejar sueltas, porque si no llega alguien que garantice defender a ultranza su proyecto las consecuencias se le van a venir encima no sólo al Presidente, sino también a su sucesor o sucesora.
La popularidad del Presidente sigue siendo el gran activo. No lo son por ahora los resultados de su gobierno, es la esperanza y el largo beneficio de la duda que tienen millones de ciudadanos en el tabasqueño.
Ponderar la popularidad de López Obrador a nivel nacional y mundial va a tener tarde que temprano que ser vista con los resultados de su gobierno. Llegará el día en que los ciudadanos se planteen si el gobierno está satisfaciendo sus demandas o si las cosas han cambiado, como algunas encuestas ya lo manifiestan.
En Morena les vendría bien irse preguntando cuál será la herencia que les dejará su tótem.
RESQUICIOS
Semana interesante en la relación México-EU. El 5 de mayo se va a celebrar lo que consideran nuestra fiesta nacional en la Casa Blanca. Días después se llevará a cabo en LA la Cumbre de América en la cual ni estarán todos los que son ni todos los que están. También se va a revisar la migración, López Obrador le ha hecho saber a Biden que el tema va “lento” a diferencia de los tiempos de Trump con quien prevalecía la mesura en exceso.