Por Ruby Soriano
Hace décadas dejaron de vivir como humildes obreros de fábricas mexicanas.
Al abrigo del poder gubernamental, político, la corrupción e incluso la delincuencia organizada, estos ejemplares hoy lucen como la mejor colección momificada de quienes con excesos y no con luchas gremiales, mantienen los cotos de poder que se proyectan en diputaciones, senadurías, empresas inmobiliarias, yates, hoteles, aviones y todos los lujos que obtuvieron a través de esas llamadas cuotas que mes a mes se descuentan a los millones de trabajadores del país.
Es así como en aras de confiar la defensa de sus derechos a “dirigentes” que dicen representarlos, y quienes desde hace décadas dejaron la pobreza y la clase mediera, para vivir incluso mejor que algunos empresarios nacionales.
En la víspera que el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana elija a un nuevo dirigente, regresa la gran pregunta que nos hacemos en un país plagado de simulaciones.
¿Cuándo se juzgarán los delitos del sempiterno líder petrolero Carlos Romero Deschamps?
Y es que este personaje es quizá el orgullo de los excesos de la pléyade de viejos dirigentes sindicales que se niegan a soltar la caja de las cuotas y democratizar sus organizaciones, pues entonces, corren el riesgo de vivir como sus agremiados: En la pobreza.
Tras el encarcelamiento de Joaquín Hernández Galicia (La Quina), Romero Deschamps asumió la dirigencia sindical petrolera desde 1993.
Décadas de excesos, compadrazgos, riqueza e impunidad.
Del otro lado del cauce del río, está un personaje camuflado como modernizador y aliado de la democratización sindical. Sin embargo, todo terminó en un disfraz, porque le gustó eso de los cacicazgos y cayó en el gran negocio de perpetuarse en el poder.
Hablamos de Francisco Hernández Juárez dirigente del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana con 45 añotes en el cargo como dirigente.
Hace varios años, Hernández Juárez armó su propio brazo sindical con la Unión Nacional de Trabajadores, donde aglutinó a cientos de sindicatos del país.
La fuerza se desdibujó, más no la riqueza de este dirigente al que en lo privado le gusta vivir bien, como su patrón Slim.
El siguiente en la lista es el dirigente nacional del Sindicato Ferrocarrilero del país. Con 27 años como líder sindical, Víctor Flores Morales cumple con todos los cargos, acusaciones y procesos que se le pueden atribuir a un delincuente.
Amenazas, extorsión, peculado y una larga lista forma el historial del líder ferrocarrilero quien gusta hacerse acompañar de mujeres jóvenes y regalar dinero como padrino de bautizo.
Así con esta carta de presentación, Víctor Flores contrasta sus excesos con la pobreza de aquellos viejos trabajadores ferrocarrileros mexicanos, hundidos en litigios eternos que a la fecha siguen sin resolver.
En este recuento de la momificación sindical mexicana, no podemos dejar de mencionar a otro heredero del charrismo sindical.
Al frente de la brontosáurica CTM, Carlos Aceves del Olmo podemos calificarlo como un soldado de los sistemas y gobiernos emanados del PRI.
Como en el viejo Kremlin cetemista, Aceves del Olmo sigue las viejas prácticas del legado de las grandes momias de la CTM, quienes defendieron, ante todo, las decisiones cupulares, sacrificando los derechos sindicales.
En esta lista, no podemos omitir a otra joyita del sindicalismo mexicano. El líder del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (Suterm), Víctor Fuentes del Villar, quien por sus “pistolas” literal, decidió reelegirse en el cargo hasta 2025.
Sobrino de “La Güera” Leonardo Rodríguez Alcaine, el dirigente del Suterm embiste opositores, amedrenta y desmorona todo viso de escrutinio para mantener su cacicazgo que alcanza proporciones obscenas, sobre todo cuando se revisan las condiciones laborales de los trabajadores de este gremio en el país.
En este recuento se hace imprescindible incluir a Napoleón Gómez Urrutia, dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana.
Con 20 años en el cargo, Napo fue rescatado por la ola lopezobradorista para regresarlo a México, tras su exilio en Canadá.
De aquel desfalco a los mineros por más de 55 millones de dólares, nadie volvió a decir nada. Hoy, Napo goza de impunidad y cabal salud con la protección de la 4T.
Faltan muchos más que siguen aferrados a sus cargos sindicales como si ser dirigente se hubiera convertido en el legado de la corrupción en México, a través del cual se logra el fácil enriquecimiento.
Las reformas laborales siguen debiéndole a una clase trabajadora cuyas batallas las ha librado en la orfandad.
Poco o nada ha cambiado con un gobierno de la cuarta transformación que elige ignorar las afrentas que todos estos personajes han perpetrado a un sistema laboral mexicano, donde las cuotas de millones de trabajadores sirven para mantener a este grupo de brontosaurios del sindicalismo nacional.
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