Quebradero

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Jalando la liga

 

Por Javier Solórzano Zinser

El Gobierno y Morena no deben seguir jalando la liga como si no tuvieran repercusiones y consecuencias por todo lo que están pasando.

Varios escándalos les rodean. Lo delicado es que no hacen acuse de recibo de nada, porque se sienten “invencibles”, o algo parecido, y por momentos les acompaña la soberbia y la idea de que ganaron para siempre.

Han venido brincando asuntos importantes en el Gobierno y en el partido que tienden a minimizar. Se suma, que algunos de sus legisladores tienen actitudes poco responsables, porque suponen que el poder bajo el cual viven y están, les permite hacer lo que quieran.

El Gobierno y Morena tienen que plantearse qué hacer con el senador Fernández Noroña. Cada vez les va a costar más trabajo todo lo que tiene que ver con el legislador. Está rompiendo con mucho de lo que Morena ha batallado por años, no solamente por sus dichos, sino por actitudes y desplantes que presumimos no tienen que ver con las esencias del Gobierno y el partido, y particularmente con la Presidenta.

Por más que utilicen todos los medios que tienen a su alcance, los cuales cada vez son muchos más; el problema que cargan es que se van convirtiendo en noticia por sus actitudes, lo que los coloca de manera regular en el escándalo o en medio de la crítica, por más, insistimos, que utilicen una narrativa que más que sea la verdad, definida ésta como un concepto colectivo, termina por ser la acomodada definición del poder sobre los hechos.

En la medida en que pasa el tiempo y Morena se consolida como fuerza hegemónica, su gestión le empieza a pasar la cuenta. En muchos casos están cometiendo los mismos errores que tanto criticaron en el ejercicio del poder del pasado.

Se están convirtiendo riesgosamente en tolerantes de ellos mismos. Han dejado de mirarse entre ellos para conformarse con lo que pasa, e incluso justificar lo que hacen. La Secretaría de las Mujeres, como una de las formas para explicar los excesos del multicitado senador acabó de alguna manera justificándolo, al asegurar que todo lo que tiene que ver con él se magnifica, como si todas sus referencias respecto a Grecia Quiroz no merecieran una crítica severa, de menos, por una cuestión de género.

En Morena y en el Gobierno no pueden acostumbrarse al escándalo, porque al final el escándalo se los va a comer. Han dejado correr algunos asuntos como si no pasara nada, siendo que, a querer o no, termina por dejar una huella.

La salida de Cuauhtémoc Blanco del pleno de San Lázaro el martes merecería otro tipo de reacción del oficialismo. Penden acusaciones contra el diputado que merecerían otro tipo de reacciones. El legislador salió mandando besos en el momento en que una legisladora del PT estaba haciendo crítica respecto al exgobernador, quien está siendo investigado por presunto abuso sexual en Morelos.

Si no se cierra la puerta al escándalo muchas cosas que están pasando, y que pueden pasar, les van a parecer hasta cierto punto “normales”.

Nadie en el partido expresó abiertamente una crítica a Fernández Noroña, o por lo menos hacerle ver que se comporte de otra manera, sin por ello inhibir su libertad de expresión.

No creemos que a la Presidenta le gusten estos desplantes y otros. El verano viajero de los morenistas a pesar de que al final parece que trascendió poco entre los ciudadanos, no deja de ser una forma de expresión social y ética que permea entre algunos militantes del partido.

A la Presidenta le andan abriendo flancos por doquier y algunos de ellos son francamente lamentables. Bajo el síndrome de minimizar las cosas, nos cuesta trabajo pensar que a la mandataria le pase de largo todo esto, y más, siendo que ella ha sido particularmente escrupulosa en su vida personal y profesional.

RESQUICIOS. 

A los escándalos sumemos el del dueño del concurso Miss Universo. El escándalo sobre el concurso pareciera que no ha terminado, agreguemos que se ha declarado testigo protegido y todo indica es parte del huachicol fiscal; le digo.