Quebradero

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¿Sabremos qué pasó el sábado?

Por: Javier Solórzano Zinser

La disminuida convocatoria de la marcha de la Generación Z de ayer viene a confirmar las muchas especulaciones que se han hecho respecto a la manifestación del sábado.

El fin de semana se conjuntaron elementos que hicieron que la marcha tuviera una buena convocatoria, a lo que se sumaron los hechos violentos que se presentaron hacia el final, los cuales se convirtieron en la información más importante en lo interno y externo.

A pesar de ello, no tiene sentido menospreciar lo de ayer. Como fuere, de alguna manera representa un pensamiento y una perspectiva que no se limita a los jóvenes de la Generación Z. Entre los jóvenes del país se viene desarrollando una inconformidad que tarde que temprano tendrá mejores motivos para manifestarse y canalizarse. La inconformidad subyace y existen muchos elementos como para que se manifieste en las calles.

El sábado se conjuntaron diversas circunstancias que tenían a los jóvenes como el punto de partida. No era lo único. Mucha gente salió a las calles para expresar inconformidades que el gobierno sigue menospreciando o haciendo a un lado.

Es definitivo que nadie tiene derecho a asumirse como propietario de la calle y de las manifestaciones. Por pequeñas o grandes que sean todas y todos tenemos el derecho de expresarnos. En Morena existe la idea de que ellos son los únicos convocantes como si fueran quienes tienen el derecho único. Asumen que en tiempos en que se manifestaban como oposición no se presentaron hechos violentos.

Dicen que no rompieron ni un cristal, pero pasaron muchas cosas durante las manifestaciones de Morena en todo el país que muestran el talante de sus protestas. La Presidenta ha anunciado una gran manifestación para el 6 de diciembre, lo cual se veía venir, en donde seguramente mostrarán músculo impulsando una narrativa de cómo ellos hacen las cosas y cómo las hacen los otros, en medio de críticas en tono despectivo y menosprecio que a menudo utilizan.

Por ahora es muy importante que los gobiernos tanto federal como el de la CDMX, del cual, por cierto, no se ha sabido mucho que digamos sobre el tema, hagan pública la investigación que han venido desarrollando sobre la marcha y los actores que la provocaron.

Si es cierto que dos alcaldes de la CDMX la promovieron, si es cierto que había 90 millones de pesos detrás de ella, si dos de los importantes promotores fueron Claudio X. González y Ricardo Salinas, están obligados a demostrarlo. Ésta es la narrativa bajo la que han explicado en medios, redes, mesas redondas y hasta en el Congreso lo que es su visión de lo que pasó el sábado.

Se han referido también a que no fue el Bloque Negro quien provocó y atacó a los policías y a quien les pasara enfrente, como nos decía ayer Ricardo Colorado, abogado de los detenidos. Se asegura que fue la “choquiza”. Se le identifica como grupo delincuencial, pero ahora se le señala como de extrema derecha y hasta sinarquista.

Si también es cierto, como se insiste, que detrás del fin de semana estuvo el PRIAN están obligados a demostrarlo, estos partidos han negado categóricamente que tuvieran que ver, lo que no significa que no hayan ido y además asistido como en algunos casos se ha evidenciado.

Para evitarnos circunstancias de esta naturaleza a futuro, demostrar toda esta narrativa ayuda a que las próximas marchas, las cuales seguramente serán numéricamente significativas, no pasen por estas coyunturas.

Los morenistas piden que se quiten la máscara y que asuman su responsabilidad sobre la convocatoria y desarrollo de la marcha. Es una cuestión de narrativas en las cuales todo mundo se asume con la verdad, la cual, últimamente, se va construyendo a modo.

RESQUICIOS.

Que haya sido abrumadoramente desangelada la marcha de ayer de la Generación Z, no significa que no esté incubada una mirada profundamente crítica entre los jóvenes sobre la forma en que se desarrollan las cosas en el país, cómo se gobierna.