Otra prórroga
Por Javier Solórzano Zinser
Se veía venir una nueva prórroga en la aplicación de los aranceles que Trump planteó hace 90 días. Han sido, sin duda, de enorme importancia los oficios de Claudia Sheinbaum en ello. La Presidenta ha tenido que lidiar con un personaje que no hay manera de leer y que cambia de manera regular de opinión.
Va siendo cada vez más clara la dependencia en la relación bilateral. La evolución de la opinión de Trump sobre temas como aranceles y seguridad ha ido cambiando, quizá porque cada vez tiene más información de lo que hay de por medio bajo la dependencia para los dos países.
Lo que es cada vez más evidente es que vamos a vivir tres años y más bajo esta dinámica. Es previsible que al finalizar el mes de noviembre de nuevo haya una llamada telefónica en la que se convenga la enésima prórroga. Digamos que sí nos la pasamos de pausa en pausa quizá no sea el mejor de los escenarios, pero, por lo menos, podría colocarnos bajo condiciones favorables en la aplicación de aranceles o, si esto es posible, en la negociación sobre ello.
Donald Trump planteó originalmente dos asuntos prioritarios. El primero es la relación comercial. México tendría, exigió, que mantener una relación que no perjudique ni al comercio ni a los ciudadanos estadounidenses. Una de las claves está en la relación comercial mexicana con China con el que, por cierto, cada vez tenemos más dificultades debido a que el Gobierno mexicano toma decisiones que afectan a China sin consultarla o al menos informarla.
China ha hecho públicos documentos, en algunos casos en inglés, que tienen que ver directa e indirectamente con México, en los cuales, al tiempo que manifiesta su opinión, presenta sus inconformidades; presumimos que lo del inglés es para que no pase de largo en EU.
Hasta ahora parece que se han logrado atemperar las tormentas, pero no vemos cómo evitar inevitables rompimientos en el mediano plazo debido a las exigencias de Trump que, todo indica, no hay de otra que cumplirlas.
México tiene mínima capacidad de maniobra, porque, además de lo comercial, en la mesa también está otro gran asunto sobre la relación bilateral: los cárteles de la droga y la narrativa de que, a pesar de las buenas intenciones de la Presidenta, a decir de Trump, buena parte del territorio nacional está controlada por los cárteles.
Si bien se ha avanzado en los temas de seguridad, también es claro que a lo largo del tiempo en algunas zonas del país los problemas se han enquistado. Sinaloa es el caso más claro, a pesar de que los Chapitos han ido perdiendo la batalla con los Mayitos.
Culiacán vive bajo la violencia, la cual se ha agudizado en las últimas semanas. El gobernador dijo hace varios meses de manera inopinada que el problema se iba a terminar cuando dejen de pelearse.
Los cárteles chicos y grandes siguen teniendo una gran capacidad de maniobra, si bien no dominan todo el territorio nacional no se puede negar que tienen el control de amplias zonas en el país. No hay día en que no surja información que tenga que ver con hechos de violencia provocados por los cárteles.
En la montaña rusa en la que estamos metidos con Trump, no hay que perder de vista que la siguiente gran parada para el país es la revisión del T-MEC. El presidente tiene en la mira a Canadá y ha insistido en innumerables ocasiones en la idea de los tratados bilaterales, lo cual le quitaría su esencia a lo que los tres países han construido a lo largo de varios años, incluso en el último año a pesar de las dificultades comerciales y de las trompicadas relaciones diplomáticas.
Será inevitable que de nuevo nos pongamos a contar los días para ver qué pasa, por lo menos de aquí a que acabe noviembre.
RESQUICIOS.
El Congreso pierde seriedad cuando sus actividades se desarrollan a distancia. Lo de Cuauhtémoc Blanco confirma la poca seriedad con que se puede tomar un trabajo político de representación social, habrá que recordarles que ya pasó el Covid.